R. Revil: “Sin la radio, el país está muerto“ / El personal de la ONU repartió transistores entre la población / El presidente de Haití mandó una cinta de cassette a la emisora con su mensaje al país / Signal FM siguió emitiendo 24 horas en directo tras la tragedia poniendo en contacto a familiares.
La tarde del doce de enero de 2010 Haití, el estado más pobre del continente americano, sufrió un terremoto con epicentro a pocos kilómetros de Puerto Príncipe, la capital. El seísmo fue el más fuerte registrado en la zona desde hacía más de dos siglos y medio y fue seguido de una serie de réplicas y un tsunami. Los datos oficiales quedaron fijados en más de trescientos mil personas fallecidas, otras tantas heridas de gravedad y millón y medio sin hogar.
De esa trágica manera la realidad del país caribeño se hacía hueco en los medios de todo el mundo. El lúcido viñetista El Roto lo retrataba a través de una mano que asomaba entre los escombros para proclamar: “Sólo sepultados se nos ve”. Cuatro años después del cataclismo las huellas son aún visibles en forma de cientos de miles de haitianos y haitianas viviendo de forma precaria y un manojo de historias dignas de ser recordadas. Algunas de estas tuvieron a la radio como protagonista, que es el medio de comunicación más popular del país por dos motivos: El coste de un transistor es bajo comparado con el de un televisor y permite acceder a entretenimiento e información a esa mitad de la población que es analfabeta.
Jean Gary Apollon, una voz autorizada
Tras el terremoto y durante muchos días las únicas emisoras que se pudieron sintonizar en Puerto Príncipe fueron Signal FM y Radio France Internationale, no en vano Haití fue colonia francesa. No hay unanimidad en torno a este dato, una semana después de la tragedia, Nicolás Castellano, enviado especial de la Cadena SER, aseguraba que la única emisora que seguía en funcionamiento era Caraibe FM.
Francisco Peregil, informando desde el país caribeño para el diario El País, contaba semanas después del seísmo como la difícil situación de Haití se hizo más compleja pues “no ha habido periódicos desde el día trece, los teléfonos llevan sólo unos días funcionando y la televisión nacional volvió a emitir pasadas las jornadas”. Con este panorama, la emisora Signal FM siguió emitiendo, permitiendo a los haitianos y haitianas estar informadas sobre datos de servicio público y de la suerte que habían corrido sus familiares.
Signal FM emitía habitualmente programas en francés, castellano y créole, una mezcla de wolof y francés. Peregil cuenta como el locutor Jean Gary Apollon, la voz de la comunidad latina de Haití, era quien se encontraba frente al micrófono cuando se produjo el terremoto. Es difícil no sentir un escalofrío cuando Apollon relata como sintió «que todo el edificio se movía y así lo dije en antena: Esto ha sido fuerte. Después, la verdad, tuve el reflejo de poner música y salí a la calle: Fui el último en hacerlo«.
Cuatro meses más tarde Jean Gary Apollon fue invitado a colaborar en Hora 25 Global aportando su análisis de la situación de su país tras el terremoto:
«Meses después del seísmo, estos objetivos de crecimiento y de lucha contra la pobreza (…) representan retos en términos de necesidades que se unen a dos dificultades consustanciales al país: La debilidad de los recursos fiscales locales y la explosión demográfica.
Un control de natalidad permitiría la reducción del desempleo y, por lo tanto, de la pobreza (…) La población de Haití se duplicó en menos de cuarenta años, pasando de 4,5 millones en 1970 a 9,1 millones en 2007. Excluyendo las montañas, la densidad demográfica es la más amplia en el Hemisferio occidental.
Y un esfuerzo fiscal constante proporcionaría recursos adicionales a un Estado serio y competente para intervenciones juiciosas (…) pero las élites haitianas tienden a reaccionar violentamente a todo esfuerzo fiscal».
[Consulta la segunda entrega acerca del papel de la radio en el terremoto de Haití]
Signal FM, información y esperanza
El locutor abandonó la sede de la emisora, situada en un edificio de tres plantas, pero la música de continuidad duró poco. Tanto el edificio, como los equipos y antenas no sufrieron daños fatales así que su plantilla retomó la emisión mientras las autoridades haitianas se mostraban impotentes para mantener la seguridad, repartir las ayudas y aportar información fiable a la ciudadanía.
El personal de la ONU repartió transistores en los campamentos para que la población pudiera estar informada de la reapertura de los distintos servicios públicos. Describía Francisco Peregil a la gente deambulando por las calles con las radios pegadas a la oreja o reunidas en torno a un aparato. Las y los haitianos recurrieron a la emisora que aportaba información y esperanza y que el periodista español describe como “La voz que nunca se apagó”:
“Se presentó allí una señora diciendo que sabía que su marido estaba con vida bajo su casa, pero no tenía medio de sacarlo. A través de los micrófonos se hizo un llamamiento a la población. Los oyentes acudieron en masa y con sus manos lograron desenterrar al hombre. El matrimonio se presentó al día siguiente en Signal FM para agradecer la colaboración”.
Los periodistas y locutores musicales de la emisora se organizaron en turnos y durante día y noche leyeron sin interrupción los nombres de las personas desaparecidas mientras una multitud aguarda su turno en la entrada de la emisora para que su nota manuscrita con los nombres de sus familiares desaparecidos fuera leída en antena.
La periodista de Associated Press Tamara Lush recogió las impresiones de Roselaure Revil, dedicada a gestionar la cooperación internacional, que asegura que «sin la radio, el país está muerto, no podemos comunicarnos, no tenemos nada. Esta emisora se ha convertido para la gente en su vida durante estos días«. Por eso, su propietario y director, Mario Viau, también empresario del sector de la seguridad privada, animó a la redacción de Signal FM a que «No dejen de trabajar, porque cuando dejas de trabajar, te pones a pensar«.
En esa emisión ininterrumpida y sin programas delimitados en que se convirtió Signal FM había sitio para repasar las tiendas abiertas e instituciones que prestaban algún servicio o se daba cuenta de «las celebridades fallecidas mientras se recibían llamadas frenéticas y repasan mensajes de correo electrónico de todo el país y de todo el mundo«. Los episodios en torno a esta emisora son numerosos, los cuentan Juan Carlos Roque, periodista cubano que trabajó en Radio Nederland y actualmente en Radio France Internationale, o la citada Tamara Lush, que relata una historia inquietante:
“Una persona llamó desesperada desde Boston. Acababa de recibir un mensaje de texto de una amiga atrapada bajo los escombros de una escuela en Puerto Príncipe y tenía que comunicarlo a los socorristas, al gobierno haitiano, al mundo,… Lo que hizo fue llamar al lugar indicado para lograr que la socorriesen: Signal FM. Aún no sabe si alguien trató de salvar a su amiga. La radio transmite los pedidos de ayuda, pero no tiene tiempo ni medios para averiguar qué sucede después”.
Historias como la contada por Lush se han repetido con insistencia en las últimas jornadas. Signal FM, que ofreció un teléfono de contacto gratuito, ha sido fiel a su lema: “Más alto, más lejos, más difícil” (“Plus haut, plus loin, plus foro”).
Durante las primeras veinticuatro horas tras el terremoto, el presidente de Haití, Rene Préval, estuvo desaparecido. Cuando finalmente dio señales de vida lo hizo a través de una cinta de cassette entregada en la sede de Signal FM en la que se encontraban grabadas sus primeras declaraciones. Repasando la historia, Préval se puede dar por satisfecho con haber sobrevivido, de los veintidós presidentes que gobernaron Haití entre 1843 y 1915, veintiuno fueron asesinados o expulsados del poder como recoge Luis Prados en su artículo “¿Por qué Haití es tan pobre?”. Con la dictadura de los Duvalier el panorama se oscureció aún más si cabe para Haití.
Signal FM, una programación para todos
Aunque Signal FM se entregó al servicio público en aquellos funestos días, su programación habitual es ecléctica e intenta satisfacer todos los gustos pues contaba con espacios religiosos, deportivos o culturales. También informativos diarios en francés y créole -también conocido como criollo haitiano– así como debates: Haití hoy en día, Debate político o Mundo y Encuestas (Haiti Aujourd´hui, Débat Politique, Monde et Prospections respectivamente) e incluso un programa de temática histórica: Histoire de Chez Nous.
También contaban con una hora dedicada a los asuntos relacionados con la juventud , Jeunes Haiti, u otra dedicada a los más peques: Nanou Time. No faltaba tampoco en aquella parrilla de 2010 la música , que quedó en un segundo plano tras declararse un mes de luto nacional. Había propuestas para casi todos los paladares musicales: Sunday Jazz, Francofolie, Love on the Air, Quiet Storm, o el espacio de música del recuerdo C´était Hier (Sucedió Ayer).
El castellano –hablado y cantado- sonaba de lunes a viernes por la tarde a través del programa Sabor Latino y, los domingos, a las tres del mediodía de la mano de Musique Show y una hora más tarde con Signal Latino.
[Consulta la segunda entrega acerca del papel de la radio en el terremoto de Haití]
Imágenes/ Kenol Aurelus y Emmanuela P. Levine para Signal FM, GSI, Cadena SER
Fuentes/ AOL, El País, Signal FM