Ángel González Ucelay, desde su retiro, analiza la radio deportiva y sus profesionales

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Tras su salida de Punto Radio no aceptó una oferta de esRadio

«Ser o no ser, he aquí la cuestión. ¿Cuál es más digna acción del ánimo, sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta u oponer los brazos a este torrente de calamidades y darles fin con atrevida resistencia? Morir es dormir».

Los clásicos están para acudir a ellos (y ellas) cuando la ocasión lo precisa. En este caso, William Shakespeare que, por boca de un Hamlet calavera en mano, convirtió en palabras la encrucijada a la que se enfrenta el ser humano en algún momento de su existencia. En el caso de González Ucelay, una encrucijada profesional.

Hace unos meses el periodista deportivo anunciaba su retirada. Ha pasado el tiempo y se mantiene en sus trece así que, llegados a este punto, es momento de dedicarle este post.

Definir a Ángel González Ucelay es hablar de su visión ortodoxa del periodismo, sus monólogos trufados de silencios, sus recordadas retransmisiones (sobre todo de ciclismo aunque no sea su deporte preferido) o su vehemencia. ¿Te suena este retrato? Acertaste, es alumno aventajado de (Super) García, para el que no escatima alabanzas:

«La aportación de García a la profesión –todo lo que hoy se hace en la radio deportiva lo inventó o lo hizo por primera vez él– le convierten desde mi punto de vista en el periodista español más grande de todos los tiempos. Primero ellos dos, luego nadie, y después los demás».

Ah, el otro al que se refiere es Juan Manuel Gozalo. O, dicho de otro modo, practica (perdón, practicaba) un periodismo deportivo radiofónico que podíamos definir como de la vieja escuela, un término con connotaciones positivas pero también negativas.

Es decir, marca distancias con la corriente imperante de radio deportiva convertida en espectáculo (sólo en espectáculo). Un planteamiento atrativo (mejor que el tedio o la épica cercana a la tragedia) que parece está desembocando en una radio-despiporre en más ocasiones de las saludables. González Ucelay, en declaraciones a Ángel Fraguas y Sara Campelo, mostraba su visión del asunto:

«La radio deportiva ha perdido el protagonismo del directo del deporte en sí. Ahora mismo los programas deportivos no existen. Lo que hay son tertulias sobre deporte sin deportistas, que es el camino más fácil para trabajar menos. Se ha perdido la esencia del periodismo de investigación y los carruseles donde lo importante es el gol en lugar de tanto ji, ji y ja, ja»

«Ahora mismo lo que hay en el panorama general es mucha broma, mucha música y mucho ja, ja; lo cual no sólo no está de más sino que me encanta, pero siempre y cuando no deje en un segundo plano lo importante. Es triste oír radios y comprobar cómo el gol de las seis y cinco lo cantan a las seis y cuarto porque están hablando de otra cosa».

Al igual que su admirado José María García, se inició en el periodismo escrito. En los años ochenta del pasado siglo se consolida en el medio radio a partir de su participación en la desaparecida Radiocadena Española (historia de esta cadena en RadioChips: entrega uno y dos). Pero fue en la exitosa Antena 3 Radio donde estuvo a las órdenes de García.

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García anunció en Callejeros (¡!) su inminente retorno a la radio

El asturiano formó un potente equipo a su alrededor que, con bajas e incorporaciones, lo acompañó en sus diversas etapas hasta su ocaso («salir de la COPE fue un error que todos pagamos muy caro«). Así recuerda esta época:

«Yo creo que una radio como la que hizo García, con aquel llamado Dream Team de los Rosety, Montes, Ares, Feito, Mori, Pulido, Torrico, Castellote, Cristina, Raúl, Toñi, Estrada…Uff!!! es irrepetible. Y sólo he citado unos pocos nombres según se me han ido viniendo a la cabeza. Se juntaban el talento y la calidad, con el trabajo, el esfuerzo y la exigencia de un jefe que nos apretaba las clavijas hasta límites insospechados. Había semanas que gente que sería narrador oficial de cualquier cadena se tenía que conformar con hacer un partido de Segunda División».

El final, en Onda Cero, vino acompañado de nubes grises:

«El comportamiento final de García con nosotros, su equipo, su gente, sí fue decepcionante. Pero eso es algo que sólo le explicaré a él. Si tengo oportunidad, porque no he vuelto a verle desde que se marchó un domingo de la radio diciéndome: Esta noche lo haces tú».

La cadena por entonces controlada por Telefónica fue la última etapa profesional de García. El camino se bifurcaba:

«Todos los del equipo de García muy grandes, sí, pero los hechos demostraron después,primero tras la escisión al desaparecer Antena 3 Radio y luego con su marcha definitiva en 2002, que sin García éramos menos buenos de lo que pensábamos».

Casi dos décadas de fidelidad con un final traumático que provocó que González Ucelay diera el salto a la dirección (de programas y equipos humanos). En la primavera de 2005 se convirtió en director de deportes de SomosRadio en sustitución de Gaspar Rosety para más tarde pasar por los micrófonos de una decandente Radio Intercontinental (la madrileña Inter, para entendernos). En la trayectoria de cualquiera de los ex-García es normal que precedan, sucedan o coincidan con sus antiguos compañeros.

Ignoro si su salida de SomosRadio estuvo directamente relacionada con los impagos a su personal o simplemente fue consecuencia del desmoronamiento del proyecto. Así la resume el interesado:

«Uno de mis peores momentos profesionales se produjo cuando tuvimos que cerrar Somosradio, fue muy duro ese último programa. También resultó muy doloroso, aunque no fuera un momento sino varios y durante mucho tiempo, todo lo que me hicieron pasar en Punto Radio«.

Pues sí, en 2008 se incorporó a Punto Radio tras la marcha de Josep Pedrerol al grupo Intereconomía. En la cadena de Vocento se reencontró con Agustín Castellote, otro componente de la guardia de corps de García.

«He coincidido con Agustín Castellote ¡en 5 radios! Estaba yo en Radiocadena Santander, con apenas 15 años, y él estaba en Radiocadena Madrid, creo que aún haciendo la mili. Fíjate si ha llovido. Luego, la Cope, Onda Cero, Radio Intercontinental y Punto Radio».

En Punto Radio Castellote se encargó del programa nocturno y González Ucelay de las retransmisiones bajo la marca El Mirador de la Liga. Pero la planificación de la Copa del Mundo de balompie de Sudáfrica rompió la sociedad. El episodio es conocido:

“Para mi asombro, el plan de Punto Radio consistía en realizar las retransmisiones de los partidos de España viendo las imágenes de la televisión, que uno de los dos enviados especiales narraría desde la habitación de su hotel y obtener las declaraciones de los protagonistas a la conclusión de los encuentros pinchando el sonido de Tele 5”.

El resto te lo puedes imaginar si es que no lo conoces. Ucelay lo resume: «Mi salida se produjo por negarme a hacer el ridículo, a tomar el pelo a mis oyentes y contribuir a degradar todavía más la profesión periodística«. Ahí queda eso. Por cierto, unos meses más tarde Castellote siguió sus pasos. Las palabras de Ucelay parecen apuntar en esa misma dirección:

«No volvería a ningún sitio donde mandase alguien que no tuviera ni idea de periodismo».

«Al objeto de ahorrar, Punto Radio estableció en mi época una política de llenar sus programas de gente que cobrara poco, prescindiendo de si valía o no, es verdad que allí también hay muy buenos profesionales».

Eso sí, tanto una afirmación como la otra se pueden aplicar a más de un grupo mediático. Por cierto, aquel verano de 2010 será recordado también por la salida de Paco González de Cadena SER:

«Nos mantuvimos en contacto mediante mensajes y llamadas de teléfono durante todos esos meses, y sí, compartimos lamento sobre la desgracia que le ha caído a esta profesión con la llegada a sus puestos directivos de tuercebotas que ayer dirigían empresas de telefonía, hoy de periodismo, mañana de coches y pasado mañana de informática».

Tras su ejercicio de ética e integridad profesional -que también alimentó su notoriedad- Ángel González Ucelay volvía a estar en el mercado. Un caramelo para una cadena en crecimiento que, por fin, parecía apostar por el deporte. Me refiero, claro, a esRadio. Pero las conversaciones no llegaron a buen puerto. Sus palabras retratan a un periodista desencantado y fatigado con los rigores una profesión desagradecida:

«La semana pasada recibí una oferta a la que no he podido decir que sí. En este oficio, a diferencia de otros, todo lo que no sea entregarse en cuerpo y alma con ilusión es engañar a quienes te pagan y a quienes te escuchan. Mi herramienta de trabajo no es la voz, como podría pensarse desde fuera, sino el estado de ánimo. Y yo lo he perdido. Ni la empresa que con tanto cariño ha llamado a mi puerta, ni especialmente vosotros, os merecéis que os engañe.

Lo que me habían propuesto no me llenaba, no iba a hacerme feliz, y si yo no soy feliz… ¿cómo hacérselo a los demás? Soy consciente de que la oferta que he recibido para sí la quisieran muchos, pero en este momento no hay nada ni nadie que pueda convencerme para volver (…) El desencanto y la decepción han podido conmigo.

Uno de los motivos por los que no acepté la oferta es porque lo que me pedían era, fundamentalmente, que narrara. Esa faceta pertenece a una etapa pasada de mi vida que por el momento no contemplo reanudar, lo mismo que tampoco contemplo volver a coger los libros y estudiar o jugar al fútbol en la playa con mis amigos.

Y si no me veo a mi edad pegando voces en la cabina de un estadio, mucho menos en lo alto de un puerto. El que, por circunstancias, haya estado tantos años haciendo ciclismo, y al parecer no demasiado mal, no quiere decir que fuera algo que me gustara. Eran,eso, circunstancias.

La propuesta viene del único grupo al que me molestaría en escuchar -así ha sido,de hecho- (…) Les estaré agradecido de por vida por haberse acordado de mí, por haber insistido hasta la saciedad, porque además son mis amigos y se trata de un grupo mediático al que aprecio, que está dando aún sus primeros pasos y tiene muchas ganas de crecer. No sé, quizá algún día… pero tendría que cambiar mucho todo, y si cambia me temo que será a peor».

También descartó poner en marcha un proyecto más modesto pero que le permitiera desarrollar su propias ideas y mantener su independencia:

No es la primera vez que me proponen que haga un programa, mediante audio, video o las dos cosas a la vez, a través de Internet (…) No creo mucho en internet para hacer ese tipo de cosas y encima soy un puto manazas.

Y, finalmente, en agosto de 2011 anuncia su retirada en su blog que, por cierto, se denomina El Banderín, igual que su programa en SomosRadio:

«Hoy, transcurridas tres décadas, en las que he llegado mucho más alto de lo que soñé (…) he tomado la decisión de poner el punto final (…) Yo me apeo aquí. Me llevo mis sueños cumplidos (…) dejo la profesión periodística tras rechazar la oferta que había recibido.

Antes prefiero ganarme la vida descargando cajas, que en una profesión gestionada por mafiosos, ejercida por analfabetos y consumida por borregos. Lo lamento por quienes se sientan ofendidos, pero es lo que pienso».

¿Se trata de una retirada temporal? ¿Una retirada del periodismo en general o sólo del deportivo? ¿Esa retirada incluye trabajar en un gabinete de prensa? Pues, a tenor de sus palabras y actos, se trata de una retirada definitiva y del periodismo en general en cualquiera de sus facetas. Otro ex-componente del equipo de García, Gaspar Rosety es Director de Medios de la Federación Española de Fútbol pero Ucelay asegura que «no me veo ni de director de comunicación, ni de jefe de prensa ni de director deportivo de un equipo«. Lo seguro es que su futuro tampoco pasa por la docencia:

«Es inviable primero porque esas cosas que a mí me gustaría enseñar no sirven para el periodismo de hoy. Y segundo, porque no voy a enseñar a nadie algo en lo que ya no creo«.

Por cierto, que no es licenciado de periodismo sino un currante del oficio desde la adolescencia y que eligió la práctica sobre la teoría (actualmente la nueva generación de periodistas vive en las antípodas de esa situación). Sus reiteradas negativas dan verosimilitud a su retirada: «He declinado colaboraciones que me han propuesto, tanto en radio, como en prensa escrita y digital«. Lejos del periodismo y la radio («Nunca pensé que no echaría de menos el periodismo«) manda su intimidad así que el fin de trayecto llega con su última intención: «Mi idea es irme de España«.

González Ucelay se moja

Una vez retratado (de forma somera) el profesional, es el momento de descubrir sus filias y fobias radiofónicas y su opinión acerca de algunos profesionales. Pero es importante que algo quede claro: No es que Ucelay se dedique a repasar la nómina de periodistas sino que responde a preguntas de las y los parroquianos de su blog (que viene funcionando desde hace años).

De hecho, contesta a preguntas de los temas más variopintos, un cuestionario variado… con el deporte como epicentro, claro. El valor de sus opiniones proviene de su condición de rara avis del periodismo (integridad por encima de seguridad económica) y de su capacidad para compartir respuestas interesantes y anécdotas sabrosas. Y este hecho no es incompatible con la sinceridad y las respuestas razonadas (tanto las alabanzas como las críticas). Pero incluso este ejercicio parece que tiene fecha de caducidad:

«No oculto, además de cierta pereza, la dificultad que me supone contestar a muchas de ellas a causa de mi progresivo alejamiento de la actualidad general, deportiva y periodística».

«A muchos compañeros, por los cuales se me pregunta en ocasiones, hace años que no los escucho. Cuando opino sobre alguien, lo hago sobre su estilo, su carisma, su honradez profesional, o sobre lo que recuerdo de él».

Suficiente para protagonizar este post. Pese a la retirada, González Ucelay ha mantenido activo su blog, en el que encuentran comentarios sobre su situación personal y profesional, sobre el mundo del deporte, la radio o sobre asuntos de actualidad general. Lo cierto es que no puedo estar más alejado de algunas de sus opiniones, casi siempre tajantes. ¿Un ejemplo? «Ser vasco o ser catalán es una prebenda en la España de hoy. Como ser mujer, o gay o anticatólico o de izquierdas«.

Sus soflamas -muy al estilo Arturo Pérez-Reverte- se desmontan fácilmente: ¿Prebendas para lo anticatólico? Pero si la Iglesia Católica tiene privilegios vergonzantes en este país. ¿Prebendas para la izquierda? Por eso el PP ha logrado dos mayorías absolutas en trece años (legítimas ambas). ¿Prebendas para los y las homosexuales? Ahora va a resultar que la homofobia es un invento. ¿Prebendas para lo vasco o lo catalán? Parece olvidar que durante la dictadura fascista que sufrimos las lenguas de la península distintas al castellano fueron perseguidas o que existe el derecho a la autodeterminación de los pueblos. ¿Prebendas por el hecho de ser mujer? Se cae por su propio peso. Basta repasar la Historia para encontrar siglos de trato discriminatorio y vejatorio (y aún presente con mayor o menor intensidad según en qué zona del planeta). Y lo escribe alguien que ni es nacionalista (más bien mesetario) ni mujer (pero sí feminista) ni gay ni milita en ningún partido ni profesa religión alguna.

Aunque puedo llegar a entender cuando critica a quienes contratan a profesionales basándose sólo en su físico y que, en el caso de las mujeres que es al que se refiere, esas son «auténticas enemigas de las chicas que de verdad son y se sienten periodistas, por encima de su aspecto exterior«. En ese caso, la crítica recae en quien acepta ese rol pero, sobre todo, en quien contrata por motivos espurios. Y hasta aquí lo extra-radiofónico.

Frente a las divergencias, comparto su diagóstico pesimista sobre los medios de comunicación, su afición por la NBA y su opinión sobre Mourinho: «Me parece un maleducado, un mentiroso, un encizañador y un manipulador. Como entrenador, además, me parece vulgar«. Pero es momento para repasar sus opiniones acerca del paisaje y el paisanaje de la profesión, aquí va una selección hilada a partir de asociaciones mentales. Abriendo el fuego, sus narradores deportivos favoritos:

«Entre los narradores deportivos a mí los que más me gustan son Alejandro Romero, en fútbol, y Javier Ares, en ciclismo».

«Motivado y cuando le aprietas, Miguel Ángel Guijarro es también muy bueno, y durante mi etapa de Punto Radio descubrí a alguien que si tiene oportunidades puede llegar a ser un grande de la narración: Quim Doménech. El problema es que Quim es tan bueno en casi todas las facetas del periodismo deportivo, que corre el riesgo de dispersarse. Espero que sepa elegir».

«La pena es que no salen narradores buenos, ni de fútbol ni de ciclismo. De lo contrario, ni estarían los mismos que hace 20 años ni a mí se me echaría de menos. El que me eche».

Los segundos espadas de las estrellas radiofónicas

«Los llamados segundos espadas en la Radio no tienen nada que envidiar muchas veces a los primeros. Es verdad que los grandes líderes les aventajan en carisma ante un público que tiende a acostumbrarse a una voz o a unas maneras determinadas, y que se siente raro los primeros días del relevo vacacional.

Pero es curioso como, al terminar el verano, muchos oyentes ya se han encariñado con los sustitutos, y hasta puede que no les importara que éstos siguieran por más tiempo al frente de los programas. Conozco casos en los que, por sorprendente y extraño que resulte, los primeros espadas sienten cierta “pelusilla” y hasta piden a quienes les reemplazan que hagan “programas light”. Digo yo que será por miedo a que destaquen más de la cuenta. Hay gente que es mucho más insegura de lo que aparenta en antena.

No obstante, tampoco olvidemos que quien toma el mando por un espacio determinado se deja la piel en el empeño para tratar de aprovechar su oportunidad, haciendo que cada programa sea especial en contenidos y demás. Eso, de contínuo, y durante la temporada, ya sería más complicado».

Acerca de los becarios y becarias

«Al objeto de ahorrar, Punto Radio estableció en mi época una política de llenar sus programas de gente que cobrara poco, prescindiendo de si valía o no, es verdad que allí también hay muy buenos profesionales».

«Yo no estoy en contra de los becarios, siempre que los becarios sean becarios. Es decir, jóvenes estudiantes que llegan a los medios por un período de tiempo para aprender y formarse. Vamos, esos a los que toda la vida se llamó “los de prácticas”.

Pero es que ahora no es así. Ahora, los medios contratan a personas con el disfraz jurídico de “becario” para poder tener personal a bajo o ningún coste, y al final tienen los mismos horarios, obligaciones, días libres y funciones que un redactor normal. De hecho, son un redactor más, salvo en el sueldo. Y eso no puede ser. No puede ser que un fin de semana el responsable de informativos de una cadena de radio sea un chico de prácticas, ni puede ser que el 80% de una redacción profesional esté formada por becarios. Esto es mucho más serio, o debería serlo.

Te contaré algo. Hace un par de años, Punto Radio decidió que los dos chicos que habían ejercido de becarios durante el verano en la redacción de Deportes se quedaran toda la temporada. Era una forma de tener dos trabajadores más, prácticamente gratis.

Les dije que no iba a contar con ellos para nada,y luego se lo expliqué a sus compañeros: “Si acepto esta situación, a mí no me van a quitar el sitio, pero a vosotros sí, porque mañana vendrá la empresa y me dirá que para qué pagamos 1.500 euros a redactores profesionales cuando podemos llenar la redacción de becarios que ganan 150″. Esa era mi foma de defenderme,no yo, sino la dignidad de mi profesión y de mis compañeros».

Broncas en antena

«Eché unas cuantas broncas, algunas de ellas en antena y puede que desagradables, porque soy así de exigente. Cosa que, por cierto, alguno de ellos me ha agradecido recientemente».

El maridaje entre Radio y Redes Sociales

«Dejé de leer los SMS en antena y, es más, durante un tiempo, tampoco se leyeron los mensajes que llegaban por correo electrónico, Facebook, etc.

En primer lugar, el precio que se cobra por un SMS me parece una pasada. Como Punto Radio tampoco se hacía millonaria a costa de eso, decidí que no me apetecía sangrar a los oyentes, puesto que además disponían de esos otros medios para expresar sus opiniones.

Lo utilizamos únicamente cuando se sorteó algo, pero en una ocasión se engañó a un oyente prometiéndole un premio que luego no era tal. Encima, se le tomó el pelo y se le dieron largas. Tuve que poner los huevos encima de la mesa (imagina mi papelón, pues era yo el que ofrecía el regalo en antena, atendiendo instrucciones del departamento correspondiente), para que se solucionara finalmente.

Lo de dejar de leer cualquier tipo de mensaje fue porque no admito censuras. Allí se leía todo, incluso lo que mandaban algunos para ponerme de vuelta y media,siempre que no hubiera insultos ni faltas de respeto. La libertad consiste en eso. En cambio, el entonces Director de Programas me pidió que no se leyeran los que criticaban a la empresa o que omitiera aquellos en los que los oyentes empezaban a quejarse porque no se retransmitían algunos partidos.

Fui muy claro con ese personaje: “Con la libertad de mis oyentes no juega ni Dios, así que o se lee todo o no se lee nada”.

Es curioso que el lema de esa Radio (y así se lo recordé a éste y otros meapilas) era : “La única Radio hecha para escucharte”. Creo que se les olvidó añadir “siempre y cuando nos guste lo que digas”.

Los nuevos Carruseles

«Los llamados Carruseles de la radio son los programas en directo por excelencia, pero es verdad que de directo tienen poco. Cuentan las cosas cuando ya han pasado, a pesar de que tienen la oportunidades de hacerlo mientras pasan. Hay poca narración en directo, fundamentalmente por dos motivos: porque hay pocos narradores buenos y porque muchos de esos programas se han abandonado al cachondeo«.

Aprendiendo de los errores

«No volvería a ningún sitio donde mandase alguien que no tuviera ni idea de periodismo, y últimamente he estado en varios sitios de esos. Y, por supuesto, no volvería a cometer el error de dar oportunidades a nadie sin la valía suficiente, sólo por afecto personal».

Real Madrid-Barça, enemigo de la objetividad

«Yo mandaría a cubrir las informaciones de los Clásicos, o todo lo relativo a estos clubes, a gente de Burgos, de Huelva o de Lugo, por ejemplo».

Los Cien Mil hijos de SuperGarcía

«No es que José María García cavara su propia tumba, es que hizo una apuesta que le salió mal. Una apuesta que chocaba con aquello por lo que siempre había luchado (los monopolios periodísticos) y que se le volvió en contra justo en el momento, además, en que la competencia venía apretando fuerte con nuevas ideas. García, por si fuera poco, no elegió bien a sus últimos asesores.

A José María le sobraban pelotas y le faltaban más personas que fueran honestas con él diciéndole lo que no estaba haciendo bien».

Las broncas de García

«José María García es un tío muy exigente. Mucho. Pero no lo es más con los demás de lo que es consigo mismo. Es verdad que eso le ha llevado a cometer algunos excesos y, en momentos de tensión, a pasarse de la raya en el trato a sus compañeros tanto en antena como fuera de ella. Ahora, de ahí a pensar que alguien se pudiera sentir traumatizado por ello….

Somos personas adultas, vivimos en un mundo profesional, se trabaja a muchas pulsaciones, con una fuerte competencia y queremos que salgan bien las cosas.

Es verdad que cuando recibes una bronca desproporcionada, que a veces hasta es injusta, te dan ganas de dejarlo todo y marcharte, pero a mí me parece que García se portó peor con nosotros después de irse que mientras estuvo».

El regreso de García

«José María García lleva diciendo que vuelve desde el verano de 2002, justo la fecha en la que yo dije que no volvería, o no al menos como antes.

Supongo que, como de vez en cuando le preguntan si va a regresar, no querrá decir que no, pero yo pienso que no lo hará. Quizá algo puntual, pero al ritmo de siempre no lo creo».

«El regreso de José María García es algo poco factible. Muchos se han pasado años y años aventurando su vuelta, incluso poniendo fechas y empresas, pero yo he tenido siempre claro que no ocurriría. Al menos, no en el mismo plan y al mismo ritmo de antes. Cada año que pasa, además, va siendo más difícil, teniendo en cuenta que los próximos que cumpla serán 67, si no recuerdo mal.

Supongamos por un momento que vuelve. Si decide llamarme, que esa es otra, todo dependería del contenido de la propuesta, que no creo que difiriera mucho de lo que siempre hice en esos diez años a su lado.
Es decir, le expresaría mi infinito agradecimiento, como a los demás, pero la respuesta sería no«.

Javier Ares emociona

«Javier Ares es el mejor narrador que ha dado la radio española. Por voz, por ritmo, por entonación, por vocabulario, por conocimientos y por su inmensa capacidad para emocionar.

Sinceramente, no me despierta tantas pasiones haciendo el “carrusel” de Onda Cero (…) ni tampoco me convenció demasiado dirigiendo los típicos espacios deportivos nocturnos.

Es más, intuyo que él era más feliz con sus retransmisiones, en particular con las de ciclismo, aunque el fútbol también lo hacía fantásticamente, para mi gusto».

Gaspar Rosety, el narrador más carismático

«Me preguntaron hace poco, y ya dije que se trata del narrador más carismático que ha tenido la radio española en los últimos 25 años. Impuso un estilo que, más o menos, es el que todavía se lleva. De hecho, pones cualquier emisora y te encuentras con muchos “rosetys” (…) Las diferencias que en algunos momentos hayamos podido tener no van a cambiar lo que pienso de Gaspar Rosety, y celebro que a él lo ocurra lo mismo».

Doctor Estrada y Mister Pipi

«Por mi parte, he procurado que su “otra vida” no le afectara en el desarrollo de lo que él ama de verdad, y no sabéis hasta qué punto: la Radio. Nada le hace más feliz que su inalámbrico y hacer lo que ha hecho siempre. Cuando llegué a Punto Radio, automáticamente prohibí que se le llamara Pipi en antena. José Manuel Estrada, ese es el nombre del periodista».

Agustín Castellote, buenísimo pero falto de gancho

«Nuestra relación siempre ha sido muy buena. Con Agustín es difícil llevarse mal, porque es un tío de muy buen carácter, muy afable y cercano (…) Somos diferentes y pensamos distinto en muchas cosas, aunque coincidimos en lo esencial, pero no recuerdo haber tenido jamás un roce serio con él. Creo que siempre nos hemos profesado un mútuo respeto personal y profesional, que nos ha llevado a tener una relación de amistad.

Como profesional, es de los mejores. Puede que le falte un poco de “punch”, de mala leche o de gancho. De capacidad de liderazgo, si me apuras. Pero es buenísimo presentando programas, dirigiendo “carruseles” y, aunque muchos ya no lo recuerden, también es un excelente narrador. Ordenado y minucioso, conocedor de muchos deportes al margen del fútbol, yo lo ficharía para cualquier radio que dirigiera».

Andrés Montes, una singularidad

«Con todas sus rarezas y manías, con aquella a veces desquiciante susceptibilidad, con su aprensión, imposible no querer a Andrés Montes. Con la escisión del grupo, al irnos unos cuántos con García a la COPE, perdimos bastante contacto, pero creo que siempre mantuvimos todos un gran aprecio por Andrés.

A ver, técnicamente, sus narraciones eran un horror, en particular las de fútbol. Pero te enganchaba por su carisma y aquella inmensa capacidad que tenía para conectar con quien le estuviera escuchando, lo mismo en la radio, que en la tele, que en el bar de los bravitos. Un tío diferente. No creo que haya un elogio mejor».

Abellán y su equipo

«¿Qué puede aportar Abellán en Punto Radio? Pues me imagino que lo que mejor sabe: show, entretenimiento y buen humor«.

«Abellán es una referencia en el mundo de la música que ha sabido aprovecharse de la mediocridad del periodismo deportivo actual para encontrar un hueco que no hubiera tenido en otra época, porque obviamente no es lo suyo».

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Post dedicado al debut de Abellán y su equipo en Punto R.

«Al hilo de la llegada a Punto Radio de Abellán, me preguntas si alguna vez lo escucharé. No, a menos que monte en un taxi que lo lleve conectado en ese momento. Pero ni a él ni a nadie. Me aburren los programas deportivos nocturnos. Reconozco que escuché El Tirachinas muchas veces pero, para ser sincero, lo hacía para reírme con David Miner y Fernando Echeverría, que son dos genios».

Sus narradores: Pérez Sala, Bonofiglio,…

«La semana pasada calificaba de “peculiares” las preferencias de Abellán para elegir narradores, no porque yo las conozca o me interesen, sino porque es lo que deduzco después de lo que me han contado quienes han trabajado con él. Además, con ver sus elecciones es suficiente para hacerse una idea.

Estoy de acuerdo en que el modelo Bonofiglio no es el mejor. Y, para mi gusto, Pérez Sala es bastante flojo, aunque yo creo que a éste lo que le perjudica es tener una voz nada agradable de oír.

Pero tampoco olvidemos, Jaime, que el tema de los narradores es precisamente eso, cuestión de gustos. A mí, sin haberlos escuchado mucho, no me gusta ninguno de los dos, pero comprendo que haya a quien sí le parezcan buenos».

Quique Guasch, un clásico

«Un clásico y uno de los referentes del periodismo catalán serio. Supongo que a ello contribuiría su pertenencia a TVE, aunque he de decir que luego, cuando se incorporó a la radio en el equipo de Abellán, no me pareció que perdiera las formas».

Paco, Pepe y el resto de los (ex-)Carrusel

«Siempre han sido mi competencia, pero no por ello he dejado de admirar a gente como Paco González, Pepe Domingo Castaño o Juan Antonio Alcalá, con quienes además me une una buena relación personal».

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González y su troupé trasplantan su exitosa fórmula a la COPE

Antonio Ruiz y la frivolidad

«Me llevo genial con Antoñito Ruiz, al que conozco desde hace muchísimos años, creo recordar que cuando trabajaba para el diario El Sol. Tiene capacidad más que de sobra, por talento, contactos y profesionalidad, para hacer un periodismo un poco más serio. A veces, da la impresión de tomárselo demasiado a guasa, lo que le hace parecer frívolo. A mi juicio, debería cuidar eso un poco».

Rubén Martín, sin sello propio

«Si es quien creo, uno de los narradores de la COPE, me parece que lo hace bastante bien. Eso sí, a mi juicio, debería hacer valer sus buenas facultades con un poco más de personalidad y sello propio. A veces se le nota un poco encorsetado y obsesionado con imitar la línea de algunos compañeros. Es ocurrente, lo que en ocasiones le hace confundir la gracia con la chabacanería».

Manolo Oliveros, todo virtudes

«Uno de los mejores narradores que hay. Además, ha sabido resistir el paso de los años sin que se resienta ni su voz, ni su ritmo, ni su destreza. Me gusta mucho cómo canta los goles, y también su objetividad pese a narrar casi exclusivamente partidos del Barça».

Tomás Guasch, ese cómico

«Tomás es un cómico del peridosimo deportivo. Yo me descojono con él, más cuando le leo que cuando le escucho, que ya pierde bastante gracia».

Manolo Lama, más carisma que talento

«Sinceramente, no me gusta mucho como narrador, porque yo creo que no narra, sólo comenta. Pero hay que reconocerle su carisma, su capacidad de trabajo y la suerte de haber estado en el sitio oportuno en el momento oportuno. Manolo nació en la SER, de haberlo hecho en otro medio probablemente nunca habría llegado tan alto. Pero lo ha hecho lícitamente, con sus méritos, porque además es una buena persona».

El universo De la Morena

«José Ramón de la Morena encontró la fórmula para hacer frente a la hegemonía de José María García, y ese mérito no se le puede discutir».

«Ahora bien, es cierto que muchas de las cosas que le criticaba las terminó haciendo él, sólo que peor. Y no me refiero únicamente a lo que se escuchaba en antena. De la Morena acusaba a García de ser un déspota y un tirano con su gente, cosa que no era del todo verdad, o al menos no como él lo pintaba, y resulta que él hizo lo mismo cuando se vio subido al machito. No lo digo yo, que obviamente no puedo saberlo, lo dicen quienes han trabajado con él.

García, por su parte, se tiró años hablando del Imperio del Monopolio y todas esas cosas, pero luego él quiso tener su propio “imperio” en el fallido intento de crear el grupo Telefónica, o como se llamara aquello.

Suele pasar en esta vida: quien se queja de las dictaduras no es porque no le gusten las dictaduras, sino porque el dictador es otro y no uno mismo. La prueba está en que cuando les toca mandar, son más dictadores que el anterior. Esto mismo lo puedes aplicar a todos los campos de la vida, incluída la política.

Manuel Esteban vs. Manolete

«Mientras fue Manuel Esteban, uno de los mejores y más fiables periodistas. Cuando aceptó el papel de Manolete y tragó por el papel de bufón que De la Morena le adjudicó, tiró por la borda el merecido crédito que se había ganado durante muchos años de esfuerzo y trabajo.

No sé si es que no pudo elegir (supongo que sí, no estaba entonces en el paro ni nada de eso) o simplemente pensó que aquello no llegaría tan lejos y que podría dar marcha atrás cuando quisiera, pero lo cierto es que cambió popularidad por prestigio.

Hace mucho que no coincido con él, pero estoy seguro de que en su fuero interno más de una vez se ha arrepentido de aceptar ese rol.

Muchos, en especial los que le han conocido a partir de convertirse en Manolete, no lo creerán, pero puedo asegurar que en su día fue un periodista buenísimo. Lo que sé que no ha dejado nunca de ser es una gran persona».

Expediente Fernandisco

«Cuando diseñé mi proyecto para El Mirador de la Liga, tenía claro que quería una voz femenina que me acompañara y un animador. La primera, aunque fue la tercera opción, ya la tenía. La figura de Fernandisco para el papel de animador me la propuso Miguel Ángel Guijarro. Yo no había oído hablar de él en la vida, porque no he sido nunca mucho de programas musicales, pero los informes que me dieron fueron inmejorables tanto en el ámbito personal como en el profesional.

No lo hizo mal mientras se ciñó a lo que sabe hacer, que lo hace muy bien. Él quería tener más presencia dentro del programa, y llegó a decir por ahí que se sentía infrautilizado. Todo lo que me sugirió se lo concedí, pero no me convenció y hubo que hacer algunas rectificaciones sobre la marcha. Con todo, traté de compensarle proponiéndole otras cosas, más pensando en que él se sintiera mejor que en otra cosa».

«Quise que tuviera más participación que la meramente relacionada con dar la publicidad, pero no funcionó. Creo que no tenía conocimientos ni ritmo, pero eso ya va en gustos. Igual en el mismo programa con otro director sí funciona. Por lo demás, y salvo al final, cuando por fin me di cuenta de qué pie cojeaba, nunca estuve a disgusto con él. Es cierto que me molestaban algunas actitudes peloteriles, que tampoco pasaban desapercibidas para sus compañeros ni para la audiencia, pero creo que lo fue corrigiendo conforme fue dándose cuenta de que haciéndome la pelota sólo encontraría mi desprecio. Él y cualquiera».

Otros profesionales de la radio deportiva

Parrado y la supervivencia

Nunca he trabajado con Pedro Pablo Parrado, que tuvo su boom especialmente en los 80 y también los 90. Creo que se ha dejado ir con el paso de los años, quizá porque no ha tenido la suerte de encontrar hueco ni estabilidad en una radio de las llamadas grandes.

A veces creo que trabaja sólo para sobrevivir, y me da pena, porque tiene mucho talento, buenísima presencia en el micrófono, sabe comunicar y además es un tipo que me cae genial.

Juanma Rodríguez, papel protagonista

«No me ha gustado verle últimamente por alguna subterturlia de periodismo barriobajero. No sé ahora en cuál, porque son todas iguales: Punto Pelota, Futboleros, Sálvame, Hombres y Mujeres y viceversa…. En una de ellas sería.

Y no me ha gustado porque es un periodistazo. Presencia al micrófono, vocabulario, comunicador….y encima escribe muy bien. Me ha parecido oírle en la Cope, pero no haciendo deportes, aunque no estoy seguro. Desde luego, en mi radio tendría un papel más protagonista».

Post sobre Juanma Rodríguez, lugarteniente de Abellán en COPE

Ramón Trecet, un genio

«A mí me parece un genio. Le descubrí, como muchos, en aquellas madrugadas de los 80 cuando retransmitía los encuentros de la NBA. Disfruté muchísimo con sus divertidísimas narraciones, incluso cuando los partidos eran una castaña. En el último Eurobasket, me pareció penoso que lo relegaran al papel de acompañante del no menos penoso narador principal. Pero es lo que hay».

Pedro Barthe, un lujo

«De un estilo completamente diferente al de Trecet o el propio Montes, era un narrador de basket excepcional. En Madrid se le tenía manía porque la merengada le acusaba de barcelonista… y resulta que Pedro simpatizaba con el Juventud. Con su antecesor, el malogrado Héctor Quiroga, un lujo para las retransmisiones de baloncesto. Y si lo comparamos con lo que hay ahora, ni te cuento».

Isaac Fouto, un todoterreno

«Llegó de prácticas en nuestro último tramo en la Cope, poco antes de irnos a Onda Cero. Decidió quedarse y creo que acertó, porque hizo más y mejores cosas de las que probablemente hubiera hecho de haberse ido con García. Ha progresado muchísimo y es otro todoterreno capaz de hacer bien cualquier cosa. Ha demostrado que ser hijo de quien es sólo le ha servido para ser tan buena persona como su padre, que no es poco. Lo demás, se lo ha ganado a pulso».

El Carrusel de Carreño

«He escuchado algún rato del nuevo Carrusel Deportivo de la Cadena SER. No mucho, pero lo suficiente para decir que no me gusta. Creo que en ese programa, salvo obviamente los comentaristas, nadie está en su sitio. Ni los que presentan ni los que narran«.

carrenyo-carrusel_2011

Post acerca del debut de Carreño y su revitalizado Carrusel Deportivo


Iñaki Cano, todo carisma

«Otro todoterreno que nunca te dejará mal, relegado ahora al ostracismo por vete a saber qué capricho de qué gilipollas. Tiene muchísimo carisma y le aprecian y respetan tanto sus compañeros como los deportistas».

José Luis Corrochano, muy buen periodista

«Es un conductor formidable de programas tipo B, es decir, esos que se hacen a mediodía o a media tarde. Le falta un pelín de garra y carisma para llegar más lejos, pero es un muy buen periodista. Y, como persona, un tío que merece la pena de verdad».

Alfredo Martínez, claros y oscuros

«Hace muchísimos años que no escucho a Alfredo Martínez. Ya lo hice por obligación durante bastante tiempo y, la verdad, a mí nunca me ha gustado demasiado.

No digo que sea malo, porque no lo es, pero en el tema de los narradores ya he comentado varias veces que es cuestión de gustos. Si hablamos de darle emoción a un partido, incluso si no la tiene, es de los mejores. Pero técnicamente me parece flojo, chilla cuando no es necesario y carece de improvisación, que a mi juicio debe ser la principal virtud de un narrador. Él lleva todas sus frases escritas.

Dicho ésto, comprendo que ese estilo de narración le permita tener seguidores muy incondicionales».

«Alfredo Martínez es un enfermo de su trabajo. No tiene el talento, ni la improvisación de otros (lleva apuntada en una libreta cada frase que dice en una retransmisión), pero le pone mucha pasión al asunto. La dedicación y la entrega a tu profesión son algo bueno, por supuesto, siempre y cuando no pases por encima de tus compañeros a toda costa, algo que siempre se le ha criticado a Martínez».

Tomás Roncero, ese ex-periodista

«Un tío acojonante que decidió dejar el periodismo a pesar de lo bien que se le daba».

Chema Abad, el mejor técnicamente

«Lleva toda su vida en Radio Nacional (primero en Radiocadena antes de la fusión de ambas), donde coincidí con él durante mis primeros meses en Madrid. Me gusta más como narrador ( técnicamente es el mejor junto con Alejandro Romero y Miguel Ángel Guijarro) que en cualquier otra faceta, aunque se defiende en todas.

Su único “pero” es que, como tantos otros, está muy limitado al fútbol. Personalmente, aunque al principio nos costó un poco, siempre nos hemos llevado bastante bien».

La habilidad de Paco García Caridad

«Una persona muy hábil que sabe de quién hay que ser amigo y de quién no«.

Walter García, un comunicador del copón

«Si Walter es capaz de superar los inconvenientes de todo tipo que suponen hacer un programa nacional desde Santander, estoy seguro de que triunfará, porque con independencia de que estés o no de acuerdo con sus opiniones es un comunicador del copón. Y lo pienso al margen de nuestra amistad, de la que me siento orgulloso. Le llamé para desearle suerte y para agradecerle su interés en contar conmigo«.

Novedades en la radio deportiva en la temp. 2011/12

Juan Manuel Gozalo, lo más grande

“García y Gozalo son lo más grande que ha dado el Periodismo. Nunca dos profesionales tan diferentes pudieron ser igual de grandes (…) Juanma era más culto, tenía más conocimientos deportivos, mayor pluralidad y encima se sentía y se comportaba uno más de nosotros, aún cuando todos sabíamos que no le llegaríamos nunca ni a la suela del zapato (…) Por así decirlo, Gozalo era más periodista”.

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Catorce frases memorables de Juan Manuel Gozalo (in memoriam)

Profesionales de la radio generalista

Antonio Herrero, tan innovador como madrugador

«Antonio Herrero creció profesionalmente a los pechos de José María García, y creo que se esforzó por copiar lo bueno y evitar lo malo de éste.

Lo suyo era aún más difícil, porque no es lo mismo criticar al presidente de la federación de fútbol que al presidente del gobierno, y porque las repersuciones y las consecuencias tampoco son las mismas.

Antonio fue un innovador en el periodismo de información general y política al que después han imitado o pretendido imitar muchos. Tampoco olvidemos que puso su programa a las 6 de la mañana, cuando el más tempranero arrancaba a las 8, lo que obligó a los demás a madrugar como él.

Sentí muchísimo su trágica muerte, porque además era una persona cercana, alejada de cualquier divismo, al que yo apreciaba de verdad».

Carlos Herrera, de magazine

«Me gusta más haciendo programas tipo magazine, como el que hacía en mi época en la COPE, o como presentador televisivo, que dirigiendo espacios como el que ahora dirige. No sé, no termina de engancharme».

Federico J. Losantos, el más atractivo

«Independientemente de los contenidos, en muchos de los cuales coincido con él, es el que me resulta más atractivo. Es gracioso, culto, poseedor de un gran léxico y agresivo. Me disgusta que se deje llevar por filias y fobias a la hora de opinar, porque pierde objetividad. Me saca de quicio cuando habla de deportes, porque aunque lo haga en tono desenfadado, se comporta como un forofo».

Pitido final con una sonrisa

«Nunca he guardado ninguno de mis trabajos, por especial que fuera la ocasión, tal vez por la grima que me produce oírme. Recuerdo, incluso, el mal rollo que me entraba al meterme en la cama de madrugada, poner la radio y encontrarme a mí mismo en la repetición de alguno de mis programas.

Me pregunto qué habría sido de mí si a los oyentes les hubiera pasado lo mismo»

Imagen/ ABC Punto radio, Royal Shakespeare Company, esRadio

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Acerca de Estación Radio

Estación Radio / Actualidad de la radio española

Un Comentario

  1. Jesús

    Angel: Es imperativo reconocerte tu valentía y honestidad profesionalidad… no solamente ahora que estas fuera de los medios, sino de siempre como profesional en tu trayectoria activa.
    Por tanto, ante éste ‘impas» mi ánimo e impulso anónimo porque continúes con algún proyecto que te ilusione y nos hagas participes del mismo… Como en los viejos tiempos aunque sea de diferente forma. También lo aceptaremos.
    JESUS.

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