¿Aún no has escuchado el original «The War of the Worlds» de Orson Welles?

Orson_Welles

“Señoras y señores, interrumpimos nuestro programa de baile y música para transmitirles un boletín especial de la Intercontinental Radio News. A las 7:40 horas de Chicago, el profesor Farrell del Observatorio de Monte Jennings comunica varias explosiones de gas incandescente a intervalos regulares en el planeta Marte.
(…)
Volvemos nuevamente a oír la música de Ramón Raquello que ejecuta algunas piezas en el salón Meridian del Hotel Park Plaza de la ciudad de Nueva York”.

[Extracto del guión de la adaptación radiofónica de La Guerra de los Mundos]

The War of the Worlds

The War of the Worlds / CBS Radio / 30 oct 1938

Mario Vargas Llosa publicó en diversos medios -sus derechos de publicación a nivel mundial los tiene El País– un artículo dedicado a La Guerra de los Mundos en su versión hertziana dentro de su serie Piedra de Toque (que comenzó en los años setenta del siglo pasado). El literato, que hizo radio en la década de los cincuenta en Radio Panamericana de Perú, lo resume con maestría:

«La célebre adaptación radial del libro de H. G. Wells, hecha por Orson Welles y su compañía, el Mercury Theatre, en 1938, además de provocar escenas de pánico en todos los Estados Unidos, hizo famoso de la noche a la mañana al joven actor y director de 27 años hasta entonces sólo conocido por un puñado de aficionados a Shakespeare (había montado ya seis comedias y tragedias del Bardo).

El episodio se ha contado muchas veces pero vale la pena recordarlo. El 30 de octubre de 1938 la CBS Broadcasting Studio emitió en directo, desde Nueva York, un programa de una hora de duración que dejaría una huella indeleble en la historia de la radiodifusión por el efecto cataclísmico que tuvo en los 12 millones de oyentes que llegaron a escucharlo.

Al principio de la emisión, los radioescuchas eran menos de la décima parte, pero se fueron multiplicando a medida que las familias de todo el país iban siendo alertadas de que, según la CBS, los marcianos habían invadido los Estados Unidos y estaban devastando los pueblos y la campiña de New Jersey. Los teléfonos de las comisarías, de los bomberos, de los cuarteles y de las oficinas de gobierno se embotellaron con las decenas de miles de llamadas de gente aterrorizada que pedía instrucciones y garantías, verdaderas muchedumbres llegaron a evacuar sus casas y deambulaban por los parques, calles y caminos aturdidas y confusas. El pánico continuó muchas horas después de que, terminado el programa, la voz irónica de Orson Welles anunciara ante el micro: Todo esto ha sido sólo un radioteatro“.

Los dramáticos titulares de las portadas con los que los diarios norteamericanos del día siguiente informaban sobre lo ocurrido daban fe de lo sucedido; El de The New York Times proclama: “Oyentes en pleno ataque de pánico toman como cierta una representación radiofónica” (consulta esa portada). Y el Daily News: “Una guerra en las ondas siembra el terror en toda la nación“. El Nobel de Literatura del año 2010 evalúa el impacto:

«Diré rápidamente que no debió ser para menos. Si 72 años después, y sabiendo todo lo que sabemos al respecto (…) sentimos que se nos ponían los pelos de punta y empezamos a ver a los sanguinarios marcianos invasores a nuestro alrededor, no me extraña nada que aquella velada de octubre de 1938 los granjeros de Wyoming, los mineros de West Virginia, los jubilados de Florida y los empleados de California se tomaran al pie de la letra los dramáticos sucesos que, según la radio, la invasión de extraterrestres provocaba en los alrededores de Trenton.

El espectáculo no parece lo que es sino una catástrofe genuina retransmitida por las ondas a medida que va siendo padecida por un pueblo incapaz de hacerle frente. La adaptación de la novela de H. G. Wells, trabajada por Howard Koch, llegó a las manos de Orson Welles y sus actores y técnicos sólo pocos días antes de la fecha señalada para la emisión. El ensayo general tuvo lugar la víspera. Allí, el genio de Welles estalló como un verdadero fuego de artificio: en unas diez horas de empeño frenético, el guión fue recortado, añadido, rehecho, manipulado y convertido en algo muy diferente del original.

Lo que era una novela se transformó en un programa informativo. La historia banal con que se iniciaba el radioteatro, se interrumpía de pronto para que un nervioso locutor comunicara a los oyentes los alarmantes y confusos rumores que llegaban a la estación procedentes de New Jersey sobre la aparición de un extraño objeto volador en la comarca, que, según algunos, estaría asolando su entorno.

A partir de allí, y durante 60 minutos, las informaciones se suceden añadiendo detalles, testimonios, cotejando diversas fuentes que corroboran o contradicen los hechos, en un crescendo de infarto que va trazando el mural de una sociedad en trance de ser diezmada, hasta la apoteosis final».

Mario Vargas Llosa va un paso más allá entrando en el territorio de la reflexión de corte sociológico:

«La percepción de una sociedad que, como dijo alguna vez Orson Welles comentando lo sucedido aquella noche del 30 de octubre de 1938, aún creía a ciegas todo lo que decían las radios y los periódicos y que descubría, de pronto, gracias a La guerra de los Mundos, que a veces las informaciones del periodismo falseaban la realidad, hacían pasar gato por liebre y que, en ciertas circunstancias, las ficciones causaban grandes trastornos en la vida de las gentes.

(…) Pero ¿por qué, entonces, esa incómoda sensación de que, aunque los extraterrestres no existan, el peligro que representaban está siempre allí, a nuestras espaldas, y que, si escudriñáramos un poco la oscuridad, no nos resultaría imposible percibir las escurridizas siluetas de otros invasores, no menos dañinos e inclasificables que los inventados por H. G. Wells y Orson Welles?

© Mario Vargas Llosa, 2010
© Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Ediciones EL PAÍS, SL, 2010

“¡Un momento, señoras y señores! Alguien ha entregado un mensaje al profesor Pierson. Mientras lo lee, permítanme recordarles que les hablo desde el Observatorio de Princeton, New Jersey, donde estoy entrevistando al Profesor Pierson de fama mundial… ¡un momento por favor! El profesor Pierson me ha entregado un mensaje que acaba de recibir… Profesor Pierson, ¿puedo leer el mensaje a nuestros oyentes?”

[Extracto del guión de la adaptación radiofónica de La Guerra de los Mundos]

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