El valenciano regresa a la radio y, a partir del doce de enero, se incorpora a Los Residentes (lunes a jueves, de once a medianoche), el espacio musical de autor de M80 Radio. Lo hace ocupando el sillón de Mikel Iturriaga, que fue quien comenzó la temporada. López Iturriaga gestiona su baja con humor: «Albi me sustituye en Los Residentes y, nada sorprendente, lo hace mejor que yo«. Conocido como El Comidista desde hace casi una década, Iturriaga, cuyo hermano ex-jugador de baloncesto también colabora en SER desde hace años, abrirá nuevos horizontes profesionales en La Sexta.
Jorge Albi, a quien le corresponde conducir la edición de cada jueves, confiesa sus intenciones ante su debut:
«Me siento juguetón y me propongo provocar el látigo emocional de la audiencia con enormes canciones para disfrutar y poner nombre y apellidos a la música pop (…) Las canciones redondas siempre han sido mi seña de identidad, bien sean éxitos o hayan pasado más desapercibidas, canciones alegres o tristes (…) Desde Frank Sinatra a los Chemical Brothers, todo cabe (…) Habrá ediciones dedicadas a los Grandes -denominadas así- y elegiremos La Canción del Trimestre«.
En Valencia Plaza, Albi reconoce como «he vuelto a la radio gracias a alguien que siempre creyó en mí, Ramón Redondo. En un programa semanal se trata de concentrar mis señas de identidad, ¡yo soy muy yo! Soy muy reconocible, muy especial, no suelo dejar indiferente (…) Ahora tengo un huequito rodeados por un radio musical actual tan ‘más de lo mismo’ y tan castigada (…) Pero esto una colaboración circunstancial, no se cuanto recorrido tendrá. Vivamos el presente«. El citado Redondo (ex-Los40) es Director de Antena de M80 Radio e impulsor de un espacio diseñado como una hidra de cuatro cabezas.
Los Residentes se estrenó cuatro meses antes de la irrupción del alcoyano con Dani Garrán, también en Cadena SER, en labores de coordinación y producción. En septiembre de 2016 M80 Radio reunió un cuartero de melómanos de mediana edad «para degustar las mejores canciones de todos los tiempos y conquistar a los amantes de la música«. Se trató de cuatro nombres asociados al Grupo PRISA: Iñaki de la Torre -fue director de la edición española de Rolling Stone, colabora en La Ventana, lo hizo en Morning 80 y este verano ha contado con espacio propio en la cadena-, Fernando Navarro -crítico musical de El País y colaborador del A Vivir de Del Pino-, Alfonso Cardenal -Sofá Sonoro en la SER- y el predecesor de Albi, Mikel López Iturriaga, popular gracias a El Comidista en El País y, como no, Cadena SER.
Jorge Albi proclama «su vuelta a la radio» pero nunca ha dejado de ejercer de pinchadiscos -«Tengo setenta mil cd’s, veinte mil vinilos….perdí la cuenta. Miles de amores en portadas, en colores, en vida«- y de prescriptor musical en proyectos de radio on line y podcast siempre con un lema por bandera: «Los conocimientos musicales son importantes, pero más aún lo es la pasión (…) Me siento clásico y rabiosamente contemporáneo a la vez«. Albi ha vuelto a encontrar su lugar en el dial en un espacio que le permite programar con libertad y mostrar su marcada personalidad al micrófono:
«Ahora me van fallando las fuerzas (…) Para seguir a tope necesito motivaciones, retos que me apasionen (…) Cambian los targets, las tendencias y la tecnología pero la radio sigue consistiendo en transmitir (…) Muchos popes de la radio de todas las tendencias son muy conservadores pero también lo es el discurso de la mayoría de los youtubers. España es conservadora: Necesita más pensamiento libre, menos lugares comunes».
Jorge Albi alcanzó notoriedad en la radio musical de los años ochenta por su singular carácter y su capacidad de prescripción desde su País Valencià natal en emisoras locales de cadenas nacionales y en radios de la región. Su programa más recordado y celebrado por toda una generación, que no el único, es La Conjura de las Danzas. Su salto a Madrid y la emisión en cadena tuvo nombre, Déjate Besar, «con buena música indie, potentes entrevistas e interesantes tertulias«, en palabras de Gruppit. Su salida de Onda Cero Música a mediados de los años noventa conllevó una etapa de silencio radiofónico y su posterior reaparición en 2011 con el podcast El Caos Elegante, que ha tenido varias etapas.
Valencia, la conjura del dial
«Tuve la suerte de realizar La Conjura de las Danzas, que se emitía en varias radios de la Comunidad Valenciana para luego dar el salto a emisoras nacionales. Un programa que fue bastante aplaudido porque, ante todo, estaba dedicado al descubrimiento de artistas de la galaxia de la música independiente. Algunos llegaron a decir que fue el programa indie más excelso que hubo en la radio española en aquellos años y que dejó huella en sus numerosos seguidores. Estos se fueron casando, estudiando, aprobando carreras, divorciando o hicieron al amor por primera vez gracias a La Conjura de las Danzas».
Así define, con el paso de los años, Jorge Albi -creador, ideólogo y anfitrión- su espacio más reconocido. Rafa Cervera, periodista centrado en medios impresos -El País, Primera Línea, Efe Eme, Ruta 66, Jot Down-, ex-colaborador de Radio 3 y con podcast propio, compartió estudio años atrás con el showman levantino. Cervera retrata al Albi de los años ochenta cuyo espíritu sigue alimentando:
«Además de voz, tenía look, mucha retranca, labia y le echaba morro (…) Trabajar con Jorge podía ser muy divertido pero él es hijo del caos. Era noctámbulo y solía llegar a la emisora minutos antes del empezar (…) Tenía un discurso lúcido y delirante a partes iguales y presentaba los discos que le gustaban con algo que solo puede definirse como pasión«.
Desde Clubbing Spain recuerdan con añoranza sus apariciones en el dial:
«Hay canciones, bandas y también programas de radio que han marcado los designios sonoros de una generación que, seguramente, será recordada como la última que realmente sentía y amaba la música de verdad. Dulce final para una gran travesía en la que solo hubo perdedores. Una mala noche de un feliz día, en Valencia y al final de los ochenta, el DJ y agitador underground, Jorge Albi, decidió que iba revolucionar silenciosamente el patio de la independencia pop comenzando una aventura que cabalgaba sobre los herzios la mejor música indie que venía del útero marengo de la Pérfida Albión.
Carlos Pérez de Ziriza abunda en su mitificación:
«Para quienes llevamos casi toda la vida en Valencia, la figura de Jorge Albi fue un referente radiofónico de primera magnitud. Primero, a través de aquel programa llamado Los Bailes de Marte, pero sobre todo al mando de aquel indispensable La Conjura de las Danzas, que comandó entre finales de los ochenta y principios de los noventa en la emisora local Radio Color al filo de la madrugada para luego pasar a mitad de tarde.
Aquel programa del que siempre se sabía el inicio pero rara vez el final (…) y que tenía a bien colocar a Stone Roses o a The House Of Love en los primeros puestos de aquellas listas de favoritos semanales que se emitían los jueves».
El blog 360º de Separación, del site Madrid Music, remata la estampa de un tiempo y un lugar:
«Un buen día encendí la radio, giré el dial y encontré una voz que enhebraba un pasional discurso centrado en el pop y la melodía. Esa noche comenzó todo (…) aquella noche de hace tantísimos años descubrí a Jorge Albi y La Conjura de las Danzas, el mejor programa pop realizado en este país repleto de ignorancia musical.
No me gusta mitificar pero La Conjura de las Danzas sería el programa favorito de mucha gente a día de hoy. Quizás Jorge Albi os hubiera resultado insoportable, su discurso, largo y siempre sobrecargado, podía llegar a cansar… o resultar cautivador, como nos sucedió a tantos valencianos, pues de allí salió este tremendo locutor y a él se le debe buena parte de la afición por el indie pop que hubo en los últimos años ochentas en la Comunidad Valenciana. La Conjura de las Danzas desapareció un buen día, dejándonos huérfanos a miles de seguidores».
La figura de Jorge Albi dispara la nostalgia; Es el caso de Jorge Sánchez para Long Brit:
«Nuestros hermanos mayores grababan viejas cassettes con sus programas en los que se puede comprobar que esa realidad radiofónica dista mucho de la fórmula comercial que posteriormente adoptaría casi todo el dial».
Los recuerdos de un oyente, César, suponen el mejor halago posible para el comunicador alcoyano:
«Le debo mi gran afición a la música a Albi. Recuerdo mis tardes tras el instituto y la universidad estudiando con este genio en Radio Color de Valencia y pinchando en Barraca Bar los fines de semana, donde también organizaba conciertos de bandas que raramente se podían ver por España en aquellos tiempos».
Madrid, déjate escuchar
En 1994, el prescriptor musical y showman de Alcoy charló con los responsables del programa Siete Pulgadas donde comentaban como a principios de esa década Jorge Albi «tenía programa para Valencia con una audiencia respetable y bastante publicidad además de su sitio como deejay residente en el Barraca Bar y lo dejó todo para marchar a Madrid«. Es decir, para regresar donde cursó estudios universitarios y se aficionó a la radio musical. El nuevo puntal de M80 Radio razonaba su decisión:
«Retorno a Madrid porque la responsable de la cadena musical de Onda Cero viene a ficharme a València y yo acepto (…) Emigré por ambición; Me considero moderno pero me cansa la fascinación occidental por el éxito. Por ambición me refiero a que necesitaba difundir mis pasiones y mi discurso con el soporte más masivo posible. Acudiendo al tópico: Se me quedó pequeña. La oferta ha de ser plural y, por tanto, donde quepan individuos diferentes. Yo me considero diferente. Un medio a escala nacional suponía un reto para quien va por libre como yo y sabe cómo funciona este mundo con un dial muy concentrado en unos pocos grupos de comunicación. No sentí presión ni cedí a imposiciones de las discográficas sino que tejía intercambios. Me fastidia que me digan que hago programas especializados o soy un especialista (…) En Madrid me recibieron como a alguien con una aureola de propuesta rupturista e interesante que sucedía a las afueras, pero en la capital hice poca vida social en el ambiente pop».
Empecé haciendo un programa de novedades musicales con entera libertad para poner lo que quisiera, porque otra cosa hubiera sido imposible. Estuve haciendo varios programas musicales y algunos magacines, entre ellos, Déjate Besar junto a Ángela Beato (OCR, Onda Madrid) y con colaboradores de peso pero atípicos. Así fue el programa, creo que muy adelantado para su tiempo. Muy culto y emocional, algo transgresor para las ondas… es que estábamos en otro universo».
Jorge Albi reivindica su labor en Onda Cero Música:
«Según el ICP, un estudio alternativo al EGM, Déjate Besar contaba con más de cien mil oyentes superando, con un número limitado de postes que cubrían menos de la mitad de España, a algunas cadenas convencionales. El programa era rentable para la empresa y yo llegaba con los discos que me daba la gana, los ponía y me pagaban.
Hubo cambio de poder y dirección en la ONCE, se decidió que toda Onda Cero debía sanearse económicamente. Salí de la cadena musical del grupo cuando llegaron los nuevos a jefatura de programas y coordinación de Onda Cero Música que me plantearon, de forma algo sibilina y poco clara que llegaba un nuevo periodo. Hasta entonces manejaba dos horas con libertad pero pensaban que me lo llevaba crudo, ya sabes, se cree el ladrón… Pero o más que logré es que me invitaran a algún viaje. La nueva dirección argumentaba que con esa libertad podía aprovecharme y querían controlar lo que sonaba durante todo el día incluido mi horario.
Era el que más ganaba de aquella plantilla pero no era algo escandaloso. Pero sí que se dieron cuenta que yo no era de decir ‘sí, bwana’. Tras un plazo de cuarenta y ocho horas, tomé la decisión de dejarlo pese a que me ofrecieron hacer fórmula o pasar mi programa al fin de semana. Hubiera estado abierto a variar mi rol con otra gente y si hubieran utilizado otro tono.
Cuando se cierra la cadena yo estoy trabajando en bares y al mismo tiempo soy, junto a uno de mis socios, responsable de la producción de conciertos de la sala La Riviera. En las primeras semanas siento el vacío de no hacer radio, pero meses después no forma parte de mis deseos cotidianos. Puedo decir que no pasé ningún mono. Tuve un par de encuentros, creo que con alguien de Radio 3 y años más tarde me llamaron para ver la posibilidad de hacer algo en M80. Pero en realidad no tuve muchas ofertas. Me alejé de la radio y me divorcié del medio, pero también que una persona con mi talento radiofónico -ja, ja, ja- no recibiera ofertas habla muy mal de ciertos responsables. Si yo hubiera estado al frente de una radio, siempre hubiera tenido a los mejores pero en nuestro país vuelan los cuchillos: Hay mucha endogamia y mucho envidioso».
Antes de que Melodía FM -antes Onda Melodía- y Europa FM fueran las cadenas musicales de Atresmedia Radio, lo fueron Dance FM, Onda 10 u Onda Cero Música, que nació a principios de los años noventa y que antecedió a las dos citadas anteriormente. Onda Cero Música tuvo como principal reclamo en su lanzamiento La Jungla de José Antonio Abellán en su escala entre Los 40 y Cadena 100. También pasaron por sus micrófonos J.P Orduñez ‘El Pirata’, Jesús Quintero con «El Lobo Estepario» e, incluso, Carlos Herrera en la noche dominical y Carlos Alsina por las mañanas. Desde Clubbing Spain rememoran aquella etapa:
Tras descubrirnos horizontes insospechados e introducirnos en el sonido parido en Manchester -el mejor de nunca y siempre, según Albi- a bordo del mítico programa La Conjura de las Danzas, el locutor levantino continuó dando rienda suelta a sus desvelos en Déjate Besar y de ahí al cielo. Albi ofició de maestro de ceremonias sónico de la emergencia más sublime y como avezado gurú en nuestras primeras andanzas por pasajes musicales en los que aún no habíamos ni soñado».
De nuevo es Carlos Pérez de Ziriza:
«En su magazine vespertino de ámbito estatal en Onda Cero Música, Déjate Besar, Jorge Albi siguió mostrándose heterodoxo, contradictorio y extravagante. Y es que Albi es un tipo absolutamente peculiar, un florido -no solo por sus camisas-, dinamizador pop y agitador nocturno a través de sus programas de radio y sus sesiones en la cabina de garitos (…) Podría ser capaz de presentar la rodaja sonora más ramplona como la octava maravilla del mundo, gracias a su afilado y vehemente verbo, siempre cosquilleando la curiosidad del oyente. Ocurre que ese, el de la ramplonería, no solía ser el caso. Sus espacios destilaban, regados por el buen gusto, era esa genuina convicción de que poco más de tres minutos de magia, los que dura una buena canción, servían para detener el tiempo».
Cierra el repaso de su aterrizaje en la capital la vivencia intransferible del blog 360º de Separación:
«El mismo día de su debut en Onda Cero Música la fortuna quiso que diera con su voz; Recuerdo escuchar a Jorge Albi y al instante darme cuenta de lo que pasaba, me faltó tiempo para llamar por teléfono, pedir que me pasaran con él y darle la enhorabuena y bienvenida de nuevo a las ondas. A Déjate Besar fui tan fiel como a La Conjura de las Danzas, escuchando casi todos los programas emitidos. Después llegó el silencio y el transcurso de doce años de ausencia»…
Los púlpitos de Albi
«Soy locutor en excedencia y ahora, sin micrófono, ganaré madurez respecto al medio. Tras ser muchos años locutor -con mayor o menor intensidad, me refiero a la duración y periodicidad de los programas- me toca buscar destino. Sondeo el mercado ya sea para ser un funcionario de radio-fórmula decentemente pagado aunque eso decepcione a alguien o la posibilidad del regreso de La Conjura de las Danzas o un espacio similar».
Así planteó Jorge Albi los primeros compases de su etapa alejado de los estudios de radio. Pese a su buena disposición, ésta se extendió durante más de una década en la que el valenciano no paró. El Caos Elegante comenzó a finales de 2011 y terminó a principios de 2014 aunque sólo durante el año 2012 mantuvo su periodicad semanal. El espacio formaba parte de la oferta de Déjate Besar Radio, emisora on line disponible en el site de 69 Pétalos, local madrileño que en su oferta web contó con hilo musical non stop y, hasta haca unos años, programas en formato podcast «apasionantes y apasionados hecha por y para personas libres y felices«. Es el caso del propio Albi, deejays como Jesús García Roa o su ex-compañero Rafa Cervera. El Caos Elegante ha tenido una segunda etapa en Montgó Radio de Dénia, dirigida por su hermano.
Tanto de 69 Pétalos como de Déjate Besar Albi era socio junto a Dionisio Lara, «mi socio de toda la vida, Chumy Domínguez y uno de los grandes de la noche, Sena Pallero«. En 2012 abandonó «por separación empresarial la participación en Déjate Besar, un bar que yo creé y al que di esencia y significado que se ha perdido totalmente«.
Igor López definía en 2006 estos locales como «un local a caballo entre el cabaret kitsch, el club negroide, la discoteca setentera y retrofuturista pasada de rosca y el late night televisivo desquiciante (…) Se asemeja mucho al camarote de los hermanos Marx «. López continúa en El Mundo con la descripción del lugar -aforo de quinientas personas y tres barras- con la irrupción del anfitrión:
«Un escenario acoge la cabina-púlpito donde Albi donde ejerce todas las noches como maestro de ceremonias. A las dos de la madrugada Jorge Albi toma posesión de los platos y, entre canción y canción, va dando entrada a la troupe del local (…) Hasta el final de la noche, el valenciano arenga al público e intercala discursos y anécdotas varias entre canción y canción. Todo ello entre las gogós y los bailarines que le flanquean, los actores que interactúan con el público adoptando distintos papeles y con los músicos, encabezados por el tremendo percusionista cubano Diego Habichuela».
De esta forma, Jorge Albi contaba con su show de espíritu radiofónico. El propio entertainer explicaba como «ofrezco sesiones coloristas y danzarinas en el Déjate Besar y pero más aún en 69 Pétalos, con una amplitud estilística mayor: Igual pongo nuevos grupos de pop o rock indie, que house, funk o soul, pero lo importante es siempre la canción«. Carlos Pérez de Ziriza, fiel a la trayectoria de Albi, centra su atención en su propuesta en formato podcast:
«Ahora ya nada es lo mismo, ni siquiera la radio, claro (…) Jorge Albi volvió doce años después de la única forma que los tiempos permiten: Enlatado y en la Red. No todos los días ni a cualquier hora se goza de su magisterio ni de tan exquisita selección musical como la que muestra en su podcast El Caos Elegante».
Este espacio, que superó las cuarenta ediciones y cuya última entrega data de la primavera de 2014, es fiel reflejo de la personalidad del «presentador, entretenedor y DJ«:
«El Caos Elegante es un programa de canciones y divagaciones acerca del devenir del hombre en clave personal. La letanía del silencio, el susurro de la melodía, el breviario de lo hereje. Una energía y una manera de ser en la vida a través de las canciones, las percepciones vitales y las sensaciones y opiniones sobre la actualidad y la vida».
360º de Separación, blog de Madrid Music, celebraba el estreno de El Caos Elegante:
«En marzo de 2012 el gran Jorge Albi decidió regresar y volver a hacernos disfrutar. Bastante más de dos décadas después de nuestro primer contacto, las canciones ya me son de sobra conocidas, todas están alojadas en mi discoteca… pero me siento como si fuera la primera vez, volver a escucharle es absolutamente refrescante y revitalizante.
El Caos Elegante -nombre obviamente tomado del grandísimo druida del pop que es Julian Cope- es el nombre del nuevo programa de Jorge Albi lanzado a través de Déjate Besar Radio. Esta nueva emisora por Internet inicia su andadura con Albi a la cabeza, pero contando en su programación con un total de ocho locutores con sendos espacios. Iniciativas como esta no debieran caer en saco roto. La calidad de los programas no bajan del sobresaliente y la posibilidad de escuchar tremendas selecciones musicales escogidas de manera tan certera vuelve a darle sentido al acto de escuchar la radio.
El Caos Elegante responde absolutamente a mis altísimas expectativas. Interferencias, a cargo de Javier Lacasta, se estrenó con un soberbio repaso a la Nueva Ola y Fibra Sónica, conducido por Bran Flakes, con una selección musical que deja sin resuello».
Caótico y elegante
En el site del que fuera su local, 69 Pétalos, Albi era descrito con generosidad:
«DJ, showman y uno de los grandes de la radio española. Espíritu libre y desprejuiciado, manejador de metáforas, evocador de sueños imposibles, heterodoxo, librepensador, azote de extremistas, intolerantes y reaccionarios. Radical, en el sentido de profundizar en las raíces, no obstante una de sus máximas es: Pregúntatelo todo… responde lo que puedas. Truhán, galante, elegante, chic, atrevido, cosmopolita, mujeriego y pendenciero. En definitiva, un ser libre y feliz como alguien dijo de él en una noche de pasión y aventura: Jorge Albi es un Rock & Roll Star Laico«.
Jorge Sánchez charló en 2012 con Albi para Long Brit no sin antes afrontar su retrato:
«Jorge Albi entendió desde sus inicios la música como un medio de entendimiento, autenticidad y diversión. El locutor arrancaba en los ochenta como uno de los pioneros de música independiente en nuestro país. Albi encontraría en las ondas un perfecto conductor de su conocimiento y buen gusto musical, siempre con su marcado estilo, tan imaginativo e inimitable. Así surgirían programas como Prisma Mágico, La Conjura de las Danzas en la Cadena SER y, posteriormente, el magazine Déjate Besar en Onda Cero Música.
Tras su mudanza desde Valencia a Madrid participó también como colaborador en revistas musicales como la legendaria Bip Bop. Tras su etapa dedicada a la radio, el locutor volvería a dejar paso de nuevo al promotor de fiestas y conciertos para aposentarse como exitoso empresario de la noche con varios locales en la capital: 69 Pétalos, Déjate Besar y La Conjura de las Danzas».
Como guinda, el autorretrato actualizado del propio Jorge Albi en Valencia Plaza:
«No hay mas virtud que la indefinición pero en cualquier caso me siento bien como lo que soy: Un espíritu libre, un heterodoxo en las formas, apasionado de códigos ajenos a la, entrecomilllada, normalidad y a lo políticamente correcto. Soy ajeno al sistema, aunque vivo y me nutro de él. No me gustan los sectarios y me siento a años luz de los conservadores de derecha e izquierda. En realidad me interesa la radicalidad como antítesis del extremismo y la intolerancia. Tengo una cabeza liberal, un corazón libertario y una pelvis libertina.
Radiofónicamente soy un anacoreta de los sentimientos que comparte su amor por las canciones bonitas y las rodea con un proverbial torrente de palabras que acarician la mente y sedan el ombligo. Soy un enamorado de las canciones de tres minutos, del pop bonito, de los crooners con cadencia y de todo aquello que sea efímeramente eterno».
Su entrevistador no es otro que Rafa Cervera, periodista musical y ex-compañero de micrófono, que empuja a Albi a repasar su pasado:
«Nací en el año cincuenta y nueve, en plena dictadura, crecí feliz. En la adolescencia surgió mi interés por la política, empecé a militar en el PSOE. Fui a la Universidad en Madrid, acabé Sociología en la Facultad de Políticas, y fui a vivir a la sierra madrileña, a Miraflores, una especie de Ibiza mesetaria. Digamos que fui un poco hippie, freaky y muy moderno. En poco tiempo, hice muchas cosas. Hubo mucho viaje, en todos los sentidos de la palabra. Mucha experiencia vital y demasiadas anécdotas, y si no tuviera tantas lagunas en la memoria, mi vida sería digna de un par de novelas por lo menos. Fue todo muy cinematográfico, literario y delirante. Muy babilónico. Muy pop.
Más tarde fui a vivir a Denia. En Madrid había escuchado algunos de los programas de radio más interesantes de la época que va desde 1976 a 1982. Mi querido hermano Pangel, gran locutor de radio, comenzaba en el medio y yo aproveché la oportunidad y propuse el hacer algún programa musical en la radio local. Ahí empecé. Poniendo a The Jam, The Cure, nueva ola americana e inglesa y todo el pop y la música indie española de la época. Así, de oyente pasé a prescriptor. Creo que lo que me animó a hacer radio fue todo ese estallido de alegría, color y energía que rompía con cierto apalanque que había traído la década de 1970, cosas como el rock sinfónico. Era momento para la llamada new wave».
La conversación se centra en La Conjura de las Danzas, el programa que dio forma al Jorge Albi actual:
«En los años ochenta en Valencia se vivía al día, saboreando todos los matices que generaba aquélla época caleidoscópica. Por entonces participé en inventos radiofónicos que marcaron la vida de muchos. La Conjura de las Danzas fue un elemento de innovación y riesgo musical fuera de lo común. Radios, clubes, actos, conciertos y varias disciplinas artísticas se encontraron en aquellos años, diseminando las pulsiones vitales en una comunidad que por su mentalidad se convirtió en una especie de California del Mediterráneo, un Londres con sol, una Ibiza peninsular y más moderna.
Aquel programa fue para mí un programa de autor, un espacio donde exponer mis gustos y mis pasiones, para elegir artistas que me motivaban y compartir maravillosas canciones. Fue una especie de púlpito laico donde presentar grupos que no solían escucharse en las radios musicales más convencionales pero al mismo tiempo era una especie de diván hertziano donde hablar sin prejuicios de todo o de mí mismo. Analizar la realidad desde un punto de vista personal, desnudar mis pasiones, dudas, certezas, alegrías y temores. Y, sobre todo, compartir bonitas canciones. Ser un prescriptor está bien, creerse un líder o un gurú no va conmigo«.
Las cuatro ediciones de las fiestas anuales del programa La Conjura de las Danzas fueron sonadas como explica el propio organizador e ideólogo:
«Estas fiestas maratonianas -de diez de la noche a ocho de la mañana en una orgía festiva- fueron ritos iniciáticos y el principio de todo en el formato de fiesta multidisciplinar: Teatro, cine, striptease, animación, los grupos ganadores del concurso de maquetas,… Los protagonistas fueron los grupos musicales por los que apostábamos. Fue en realidad el antecedente indie. Todo se realizaba en un día hasta el amanecer. Y con actividades paralelas los días inmediatamente anteriores y posteriores, incluyendo partidos de fútbol contra los grupos ingleses (…) Aquello fue el germen de los festivales masivos antes de que llegara el FIB y otros.
Concentrar el acto en un día generaba magia e intensidad. Acudieron James, Happy Mondays o The Stone Roses pero también La Frontera o Los Flechazos. Viendo los carteles, aquello fue todo un acontecimiento: Desfiles de moda, performance teatrales, actuaciones transgresoras y disparatadas, estriptis y los grupos sucediéndose mágicamente en los escenarios. Fue el principio de todo».
Mayo 2017: Albi dedica una edición de Los Residentes a estas fiestas de La Conjura de las Danzas.
[imagen: M80 Radio]