El apagón analógico (y el retardo que provoca) ponen en peligro el maridaje entre fútbol y radio

retardo_futbol

Simultanear radio y tv se complica pese a los esfuerzos de las cadenas

«Me acuerdo que Paco Grande me decía que yo tenía estilo radio, y yo le decía ¿cuál es el estilo televisión? ¿ése que cuando empieza el partido la gente quita el volumen y pone la radio? Si lo puedes dar todo por el mismo aparato les haces un favor».

[José Manuel Díaz, ex-TVE y ex-Eurosport]

«Mi principal enemigo cuando relato un partido es la televisión, porque la imagen corrompe. Cuando relataba para personas que no conocían el estadio del Boca o del River construían imágenes con su imaginación. Ahora el oyente está corrompido, como el toro al que torean por las noches en los campos: ya conoce las artes del torero. Yo quisiera para mi profesión volver a 1960«.

«El relator de radio trabaja con la imaginación de la gente. Traslada la sensación emotiva que el juego tiene, la despliega en los momentos en los que el juego decae. La intensidad de la radio, por los códigos del propio trabajo, mantiene por lo alto una atención que quizá frente a la imagen decrece».

[Víctor Hugo Morales, relator deportivo ururguayo, en El País]

El proceso que comenzó en el verano de 2007 en tierras sorianas finalizó en la primavera de 2010 con el fin de la televisión analógica. Pero no toca hablar de las dificultades de recepción ni del aumento cuantitativo de la oferta de canales –no así cualitativo- ni de las ofertas de TDT de pago, ni de los precipitados y oportunistas (oportunos, según quien opine y como le afecte) cambios en la legislación, ni de las fusiones y confusiones, ni siquiera de los casi trescientos millones de euros gastados por el Estado en el plan de transición en un momento que invita a la austeridad…

Hago referencia a otro eslabón de esta extensa enumeración que se sitúa en un extremo de la onda expansiva. Y es que la TDT, además de aportar formas alternativas de entrar en contacto con la radio (no me refiero sólo a los canales dedicados exclusivamente a audio sino a la radio televisada tan en boga) también a traído consigo un efecto secundario que afecta por igual a todas las cadenas radiofónicas generalistas… aunque las respuestas al asunto hayan sido diversas.

Me refiero al retardo -Ramón Trecet usaba el término decalaje, un extranjerismo de origen francés- que, en este caso, se aplica a la demora entre la recepción del audio procedente de la emisora de turno y la de las imágenes televisivas. La diferencia, que no pasa de ser un efecto curioso o ligeramente molesto a la hora de seguir, por ejemplo, el debate sobre el Estado de la Nación o la retransmisión del sorteo de la lotería de cada 22 de diciembre, se convierte en un escollo mayúsculo cuando hablamos de seguir un evento deportivo por radio y televisión simultáneamente. Es más, la palabra molesto se queda corta, el retardo ha convertido esta posibilidad en casi inviable, en un acto de fe y resignación sólo apto para la audiencia más fiel.

Cuando digo evento deportivo me refiero casi exclusivamente al balompié, bien porque en otros deportes no afecta tanto el retardo a la hora de mantener la emoción como porque en otras disciplinas en las que sí es un problema apenas protagonizan retransmisiones radiofónicas (tenis, atletismo, baloncesto, balonmano o fútbol sala se circunscriben a la emisiones regionales o eventos de selecciones puntuales). Entre las que se engloban en la primera categoría (compatibles con un ligero retardo) están el ciclismo -que va a menos a medida que los casos de dopaje crecen- o la Fórmula 1 (la retransmisión de Grandes Premios ha comenzado hace un par de temporadas al calor del éxito de audiencia en televisión y el interés de los patrocinadores).

Lo cierto es que el retardo siempre ha existido: El trayecto y los procesos de codificación y descodificación que experimentan ambas señales (televisiva y radiofónica) son distintos y, por tanto, la llegada a su meta, que no es otra que la audiencia. Pero con la televisión digital terrestre ese efecto se ha visto potenciado hasta hacerse intolerable hasta el punto de que un movimiento instintivo, un hábito asentado y transmitido en muchos casos de generación en generación –silenciar el aparato de televisión y encender la radio para seguir un partido- está en serio peligro.

Paco González, con y sin retardo

Hay un cambio fundamental en la radio deportiva. Hasta los años 90 se radiaban los partidos. ¿Qué sucede desde entonces? Que se empiezan a telerradiar —apoyados en la tele— los partidos, y entonces más que describir y narrar se acompaña la imagen. Demasiado gallinero. Ese es el gran cambio, y también el error. Ha ganado en protagonistas, asesores y expertos, pero se ha perdido el hecho de radiar.

[Luis Malvar en el diario ABC]

Cuando Telecinco realizó su presentación de la cobertura del Mundial de Sudáfrica Paco González, como hombre de radio que es, tuvo en cuenta un fenómeno que ha sufrido en sus carnes. Haciendo gala de su buen humor, es decir, haciendo de tripas corazón tras su salida de la Cadena SER, comentó que una de las ventajas para la audiencia sería que, para escuchar su retransmisión, no tendría que sufrir el retardo.

Nos situamos unos meses antes, el dieciséis de marzo de 2010, fecha del encuentro entre el Sevilla F.C. y CSKA Moscú. Jorge Hevia repasa en el Carrusel Deportivo de la Cadena SER algunos de los mensajes que mandan los y las oyentes; Entre las habituales chanzas y pullas aparece una amarga queja de un aficionado tan amante del balompié como de la radio que se proclama harto y a punto de rendirse ante la evidencia: Es una tarea demasiado ardua seguir un partido a través de ambos medios con retardo de por medio.

Paco González, ex-director del espacio, anuncia que “cuando llegue el apagón total de la televisión analógica haremos lo que podamos, pero eso implica una serie de dificultades con las que no os quiero aburrir referidas a como afecta a quienes están en el estudio comentando”. Cierto, la corrección en la emisión de cara al oyente no produce el mismo efecto entre quienes comentan desde el estudio de turno. El periodista sevillano encargado de retransmitir responde, irónico, con una pregunta: “¿Me piden que retransmita en diferido?”.

Seguimos con el programa que ostenta el liderazgo de la radio deportiva española pero esta vez trasladándonos al treinta y uno de marzo de 2010, durante la retransmisión del encuentro entre Arsenal y F.C. Barcelona. De nuevo González anuncia, con cierta solemnidad (toda la que es posible en este espacio, que es poca), como “este es el primer Carrusel tras el apagón analógico así que si vemos que el retardo es insoportable retrasaremos la retransmisión”. Cierto que se trataba del primer partido tras el apagón a nivel estatal, pero la TDT ya estaba implantada en toda España desde algunos meses antes gozando de audiencias crecientes y con casi media península formando parte de fases en las que el apagón ya se había producido totalmente. Frente a este aparente despiste, hace ya un puñado de años que en Canal+ existía una opción para, en lugar de escuchar la retransmisión del partido, seguirlo por la Cadena SER (claro, la del mismo grupo) convenientemente armonizada con las imágenes del partido de turno.

¿Por qué apagar el volumen del televisor durante un partido?

«Los directivos se gastan miles de kilos en los derechos de televisión, y después se creen que da igual lo que se diga, que lo importante es la imagen, pero la gente no es gilipollas».

[José Manuel Díaz, ex-TVE y ex-Eurosport]

Durante muchos años decir fútbol era decir radio. Las imágenes de partidos de balompié se reducían a resúmenes y, más tarde, a la retransmisión de un partido una vez cada quince días y gracias. Eran otros tiempos y otro panorama audiovisual, otra tecnología, otro nivel de renta,… Con el Estado del Bienestar llegaron los canales autonómicos y la televisión privada. El desarrollo de la oferta de pago hizo el resto. La cobertura televisiva de una parte creciente de las competiciones deportivas profesionales y de élite tiene su punta de lanza en el balompié respondiendo a algo tan básico como la demanda. Los contenidos que resultan rentables porque el suficiente número de tele-espectadores está dispuesto a pagar es una lista muy corta, casi podríamos decir que se reduce a los partidos de fútbol de un reducido grupo de clubes.

Cuando irrumpieron los canales privados imperaba un estilo institucional en las retransmisiones -anodino e insípido para una parte de la audiencia-, es decir, el de la escuela de José Ángel de la Casa (con seguidores como Juan Carlos Rivero). La voz del fútbol en TVE durante años y más años, que apeló en contadas ocasiones a la épica y los decibelios, disfrutaba como mayor lujo de la compañía en la cabina de un comentarista, en la mayoría de las ocasiones un entrenador en paro forzoso o ex-jugador poco dotado para transmitir intensidad y emoción.

Con la competencia catódica llegaron otras propuestas a la retransmisión, una fórmula mixta entre la tradicional televisiva y la verborrea incontenible de la radio (rompieron el hielo las televisiones autonómicas, que se podían permitir la parcialidad o la pareja de Canal+ formada por Carlos Martínez y Michael Robinson). Pero no sólo se trata de insuflar épica a las imágenes, también hay otras formas de valor añadido como la información especializada como hacía y hace Julio Maldonado aka Maldini (cuyos pasos han seguido Axel Torres o Fernando Evangelio). Luego el asunto puede tender al esperpento y lo grotesco como sucedió con Andrés Montes (que en paz descanse) durante su etapa en La Sexta.

Pero, pese al golpe de timón en la narración televisiva, una parte de la afición se empeña en compatibilizar ambos medios, ¿Por qué? Es más, ¿por qué el principal activo en este campo del grupo PRISA –Manolo Lama– narra los partidos para la Cadena SER cuando el grupo posee los derechos televisivos de competiciones de clubes y eventos como Eurocopas y Mundiales? Razones hay más de una, pero es de valorar que la retransmisión radiofónica es un fenómeno propio y característico del medio… aunque otros beban de éste.

En fin, que es cuestión de gustos no sólo elegir entre televisión o su combinación con la radio sino también desde que punto del dial se sigue. Eso sí, aunque las personalidades de las y los profesionales son dispares (así como su grado de subjetividad, forofismo, medios técnicos e, incluso, lengua) la escuela común es la de la visceralidad sin contención, la herramienta que suplió durante muchos años la ausencia de imágenes.

Suplió y suple. Hay que tener en cuenta que la radio sigue siendo el salvavidas en donde se agarran a quienes un partido les coincide con su turno de trabajo o al volante (ahora con la competencia de las más silenciosas narraciones por Internet a través de texto). También para quienes no se pueden permitir un canal de pago (si es que no acuden al bar más cercano) o, no lo olvidemos, quienes tienen algún tipo de discapacidad relacionada con la visión.

Caso aparte -y un territorio poco explorado aún por las televisiones- se produce cuando coinciden varios partidos en juego simultáneamente (algo cada vez menos habitual: Los partidos escalan sus horarios cada vez más). En esos casos, la radio sigue mandando. Pero esas tardes dominicales en las que los parques se poblaban de hombres (en su gran mayoría) dando el paseo con el pequeño aparato de radio cerca de la oreja -antes incluso de la popularización de los auriculares- están cerca de pasar a la historia de la España en color sepia.

Y, en ese sentido, a la radio se le cierran puertas de territorios donde antes reinaba con total autoridad. Ahora los carruseles, radio-estadios, tiempos de juego, tableros y similares se extienden durante horas y horas a lo largo del fin de semana (y varias tarde-noches durante los días laborables) cuando antes la atención se concentraba en un par de horas del domingo en los que la radio era un instrumento básico para lograr la omnipresencia en todos los estadios.

La radio juega a no perder

Pero, como hemos comentado, la tendencia es evitar la coincidencia de partidos para hacer caja, es decir, que la o el aficionado dispuesto a pagar no se vea obligado a elegir sino que pueda concatenar partidos tras partido sin horas ni días de descanso (algo que ya es una realidad tras el retorno del partidos de los lunes y la retransmisión de un encuentro de segunda división los viernes). Una filosofía que da sentido a la opción del pay-per-view y el combustible necesario a canales de pago como Gol Televisión o Canal+ Liga (y pronto será moneda común en otros soportes ajenos al aparato de televisión).

Por lo tanto, el nuevo escenario para la radio deportiva desemboca en la retransmisión de partidos que no coinciden en el tiempo con otros y que son ofrecidos por una modalidad u otra de televisión (Javier Hoyos, director de Carrusel Deportivo: «Va a haber partidos todos los días y a todas las horas posibles. Tendremos que hacer un Carrusel permanente«). Y, aún así, hay miles de personas -incluso varios millones, asegura el EGM- que optan por seguirlo a través de su receptor de radio… excepto que se lo pongan difícil. Esa dificultad, ese cáncer tiene nombre: El retardo. Y amenaza con convertir estas retransmisiones (del un alto coste para las cadenas si tenemos en cuenta desplazamientos y pagos de derechos) en marginales en cuanto a datos de audiencia.

Las dos cadenas más jóvenes (y modestas) del panorama hertziano –Punto Radio y esRadio– han renunciado esta temporada a las retransmisiones de las competiciones europeas de forma que al consiguiente ahorro suman las potenciales ventajas de que sus apuestas informativas nocturnas disfrutan de jornadas con menos competencia en las que arañar oyentes a los Hora 25, La Brújula, La Linterna, 24 Horas y compañía. Ya contaba Ángel González Ucelay en su comunicado de despedida de la cadena como la dirección de Punto Radio «me comunicó que la idea era la de no ofrecer el Campeonato del Mundo. El argumento era aún más sorprendente, si cabe, que la propia decisión«. Y pone en boca de la citada dirección estas palabras:

“Las retransmisiones deportivas no tienen futuro en la radio, el Mundial se va a seguir por televisión o através de otras nuevas tecnologías y nosotros vamos a apostar por otra cosa”.

Pero, ¿cómo afecta realmente esta tendencia a los datos de audiencia? No es fácil de calcular, los audímetros de Sofres no detectan si el televisor tiene el audio activado o no y las mediciones de radio sólo aportan información cuatrimestral y que no sabe de días concretos. Ya se sabe que, en el caso de la radio, las tendencias se detectan con el paso de las oleadas del EGM, así que paciencia.

Pero la ausencia en la cuantificación del asunto no lo hace desaparecer sino que lo convierte en un nubarrón gris marengo, creciente y amenazante. Así de claro lo tiene el diario deportivo Marca que, en su edición del jueves 21 de enero de 2010 reservaba sus páginas centrales -en la sección El Tema del Día– al asunto que nos ocupa y en la que se reflexiona acerca de como «la irrupción de la TDT amenaza con romper uno de los matrimonios mejor avenidos del futbol español”.

Y es que Unidad Editorial es parte interesada, sobre todo ahora que Radio Marca crece en audiencia a un ritmo apreciable. Paco Roche y Andrés García, que firman el informe, aseguran como “El delay ha pasado de curiosidad a problema que hace inviable seguir un partido pues se sitúa en torno a los treinta segundos (…) todo un suplicio”. No deja de ser curioso que el fenómeno de retención de imágenes –producto de desajustes técnicos por estos lares- es técnica habitual de los regímenes totalitarios para poder reaccionar ante posibles imágenes no deseadas y aplicar la censura a su gusto (pancartas o declaraciones). Bueno, en los últimos tiempos el falso directo –escasamente ético aunque sean unos pocos segundos- se utiliza en todo el mundo coincidiendo con grandes eventos (una iniciativa comandada por, marchando una de doble moral, EE.UU.)

En fin, volvamos al asunto. Aunque en este punto ya nos impactará menos saber que algunas cadenas de televisión, ya en la etapa analógica, “retardaban a propósito su señal para evitar que la gente quitara el sonido y conectara la radio”. No lo digo yo, lo asegura José Antonio Hernández, técnico habitual de Carrusel Deportivo que añade como “las cadenas, a veces, cambiaban el retardo a mitad de partido» ¿Será consciente este frente de liberación catódica de que sus datos de audiencia no varían sean escuchados o no? (Es cierto que las menciones publicitarias y auto-promociones salen perjudicadas) ¿Y esta guerra sucia no está contemplada en la famosa ley que recogía aquello del “interés general”?

En abril, Cinco Días trataba el tema encabezándolo con un incontestable “El esforzado placer de ver un partido oyendo la radio”:

“Ver un partido de fútbol con el sonido de la radio ha dejado de ser el vicio confesable de muchos aficionados para convertirse en un desafío. El retardo de la señal de la TDT es mayor que el de la radio analógica, y las emisoras se las ven y se las desean para adaptarse, aunque no consiguen contentar a todo el mundo”.

Cada cadena tiene su librillo

¿Qué es ese extraño loop o bucle de unos pocos segundos (con marcianos resultados) que se repite a los pocos minutos de comenzar cada partido? Descarta el déjà vu, se trata del ajuste que la cadena de radio que escuchas está realizando (puede ser más de una probatura, «hasta cinco segundos«, apunta Paco González) en su intento por ajustar retransmisión televisiva y emisión radiofónica ¿Sigue descuadrado? No es de extrañar a tenor del estudio de Cinco Días, que comprobó como “la señal de TDT tiene distinto retraso dependiendo del tipo de decodificador y de la zona de España. En el último Real Madrid-Barcelona, la emisión en Madrid tenía un retardo de un segundo y medio y en Barcelona, de tres”. Y al final del primer tiempo y del partido, vuelta a la normalidad, acción en la que unos segundos de radio quedan en el limbo con frustrante (y, de nuevo, marciano) resultado para la audiencia.

Del diario salmón al deportivo, en el citado artículo de Marca Daniel Serra, jefe técnico de Gol Televisión, e Iván Arnal, jefe de sonido de la misma cadena, cuantifican entre cinco y treinta segundos el retardo, “y aumentará con la llegada de la televisión en alta definición”. El remate es competencia de José Joaquín Brotons, el que fuera director de Carrusel Deportivo y máximo responsable de Gol Televisión: “Nuestros narradores no tienen nada que envidiar a los de la radio”. Dejemos que sea la afición quien lo decida… pero en igualdad de condiciones entre radio y televisión, algo que ahora no se produce.

La profesionalidad de cualquier narrador o narradora televisivo está fuera de duda pero el o la oyente puede que sea fiel a un periodista radiofónico o un comentarista concreto, que exija seguir el partido con una dosis de forofismo que sólo una emisora local le puede ofrecer o eche de menos la tradicional ronda de conexiones con diferentes partidos (y competiciones de otros deportes).

Y hablando de rondas, vamos con una de cadenas: En Radio Marca, por boca de Edu García, director de Marcador, luchan por solucionar el asunto (han adquirido “un sofisticado artilugio que le permite retrasar la emisión hasta sincronizar con la imagen de la televisión”) pero tienen claro que “es imposible contentar a todos, no tienen el mismo retardo Canal+ y Gol Televisión, ni siquiera las televisiones autonómicas entre ellas y con La Sexta dentro de la TDT”.

Tres cuartos de lo mismo sucede con la Cadena SER como quedó reflejado en párrafos anteriores. Las palabras de José A. Hernández, técnico de la SER, buscan resolver la dificultad de planteaba Edu García: «Nuestro objetivo es que cada emisora de la SER ponga su propio retardo y estamos trabajando en esa dirección«.

La COPE apuesta por no ajustar: Son la cadena de radio española que primero canta los goles. Seguro que se gana el favor de quienes escuchan la retransmisión mientras ven el partido en el propio estadio (que sufren el efecto contrario a los televidentes). Pero, para frase lapidaria, la del director de deportes de Onda Cero. Ángel Rodríguez tiene claro que “nosotros nos estamos concienciando de que hacemos radio para la gente que no está viéndolo por la televisión”. No sé si es una declaración realista o derrotista.

Cuidado, si la dirección en la que apunta Rodríguez es realmente por la que van a discurrir las cosas puede que más de una cadena decida reducir sus horas de retransmisiones deportivas. No me refiero a los fines de semana, que están y estarán copados por el balompié (excepto en verano) sino a las tardes-noches de los días laborables. Por lo pronto los partidos de los lunes (y viernes los de Segunda) se ignoran, mandan a la Onda Media o reducen a una desconexión regional.

Pero si realmente el retardo hace mella en los datos de audiencia ¿Va a seguir una cadena eliminando o reduciendo la duración su informativo nocturno? Esta temporada esRadio y, desde comienzos de año, Punto Radio no cuentan con retransmisiones entre semana, haciendo de la necesidad (aperturas económicas a la hora de cubrir los partidos), virtud. Hay más señales: En las jornadas entre semana (cuyos partidos se distribuyen en hasta tres días), Onda Cero sólo eliminaba La Brújula en uno de ellos. Angels Barceló (Cadena SER), en declaraciones al Diario de Sevilla, pone la puntilla:

«Quien escucha Hora 25 es porque prefiere oír la radio a ver la televisión a esa hora, por eso me enfado cuando programan tantos partidos de fútbol en la franja horaria de mi programa».

Y, por si fuera poco, los gastos aumentan con la Ley de Comunicación Audiovisual. Como bien señala el periodista Javier Gómez Matallanas, las cadenas radiofónicas tendrán que pagar a Mediapro o Audiovisual Sport (o quien quiera que sea la compañía propietaria de los derechos de explotación) por retransmitir los partidos. Mientras que la ley Álvarez-Cascos de 1997 (sí, la del interés general) cerraba la puerta a cobrar la nueva legislación reabre esa puerta. Los detractores argumentan -no sin razón- que la narración es pura creación verbal del periodista. Además, el deporte profesional precisa de difusión para atraer espectadores y anunciantes. Y la radio no es, por voluntad propia, sustitutiva de la retransmisión televisiva sino complementaria.

Visto desde el otro lado, la infraestructura necesaria para atender a los medios conlleva gastos mientras que las emisoras logran con estos contenidos atraer audiencia, publicidad y patrocinios (tanto a nivel local como estatal). Un par de peligros reales: Por un lado, las cadenas con menos poderío económico pueden resultar marginadas en un círculo vicioso sin salida. Por otro, si no se legisla con tino la dirección de un club podría aplicar vetos a medios de comunicación críticos amparándose en el pago de estos derechos.

Todo problema tiene solución

Hasta aquí el problema, ahora vamos con alguna solución. Primero, la más profesional, la desarrollada por Pedro Rius en 2007 y que ha ido perfeccionando con el tiempo. Rius, que denominó a su producto Audiofútbol (Sysetec Service es la empresa fabricante), ideó un transistor con retardo de hasta diez segundos, luego aplicó esa misma técnica a mini-cadenas y equipos mayores alargando la opción de retraso hasta el minuto y medio. Posteriormente facilitó la sincronización con los reproductores digitales, que ofrecen hasta media hora de flexibilidad en la reproducción de la señal.

Señala Cinco Días, como buen diario económico, que ya son miles las unidades vendidas de AudioFútbol. Que es lo mismo que decir que son miles las personas que no se resignan a renunciar a las retransmisiones radiofónicas. Pero hay más: Audiofútbol ofrece de forma gratuita un programa que retarda la recepción de la radio a través de Internet hasta diez minutos (Clac Sofá ofrece una utilidad similar). En todo caso, no parece tener demasiado sentido (el streaming conlleva un retraso por sí mismo) excepto que el partido vaya a ser visto también por la Red (entre las retransmisiones dentro de la legalidad, Vocento ofrece partidos de Liga y Orange la ACB de baloncesto).

Y en estas llegamos a las soluciones, digamos, artesanales surgidas de la necesidad, que dicen despereza el ingenio. Carlos Gómez Abajo, periodista de Cinco Días sugiere “utilizar un receptor de TDT con dos canales, o dos receptores de TDT: en uno se sintoniza el canal de TV, y en el otro el de radio, que podría combinarse con el uso de un DVD grabador que retrase el sonido” (es decir, que permita reproducir mientras está grabando). También hay reproductores de mp3 –como algunos modelos de iPod – que permite retrasar la señal de las emisoras.

No descartemos la opción manual y más tosca: ¿Hay un contra-ataque? ¿Un lanzamiento de córner o falta? ¿Un penalti quizás? Quita el volumen de la radio y súbelo de nuevo cuando pase el peligro. Rústico pero efectivo, sólo requiere concentración, es decir, lo que exigimos a los y las que están en el césped. En todo caso, paciencia: Dentro de unos años la evolución de la radio y la televisión -en general, de todo el ámbito tecnológico- nos hará recordar este problema con la nostalgia propia de los tiempos lejanos.

Imagen/ Boldorak, Manuel_Marín

Anuncio publicitario

Acerca de Estación Radio

Estación Radio / Actualidad de la radio española

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: